miércoles, 17 de septiembre de 2014

Siguen las carcajadas en el vertedero

Caos en Deponia


Historia

Unos meses atrás ya revisamos la primera parte de esta original trilogía. La fuga de Deponia (2012) destacó por el constante uso de un humor irreverente y por la singular ambientación de vertedero más allá de recuperar las bases de la aventura gráfica clásica.

Seis meses después del lanzamiento de La fuga llegó su continuación, Caos en Deponia, igualmente desarrollado por Daedalic Entertainment y distribuido por FX Interactive. El segundo título prolonga todo aquello que funcionaba en la primera parte. De hecho, ni añade ni quita ningún elemento en la jugabilidad o en la parte técnica. El único cambio reseñable reside en el argumento, que nos lleva a nuevas localizaciones y nos presenta a nuevos e hilarantes personajes.

Rufus y Goal, una historia de desprecio-asco-odio... ¿y amor?

El protagonista demostrando su habilidad para la destrucción.


El juego comienza con un resumen de lo vivido en La fuga de Deponia y retoma la trama en el mismo punto en el que se dejó. Caos en Deponia, eso sí, gira en torno a una trama mejor hilada que en el primer juego. Desde la descacharrante secuencia inicial ya sabemos que nos esperan horas de risas y rompecabezas por igual.

Rufus no cede en su afán de alcanzar el Elíseo y de nuevo tratará de utilizar a Goal como billete para dejar atrás el vertedero en el que ha transcurrido toda su vida. Ello no es óbice para que nuestro haragán protagonista trate también de salvar a Deponia de la destrucción. En el camino de ambas metas aparecerá un grupo de resistencia clandestina, una ciudad obsesionada con los ornitorrincos, viajes espacio-temporales, reencuentros inesperados y un largo etcétera.




Jugabilidad

Evidentemente volvemos a enfrentarnos a una aventura gráfica en formato 'point-and-click'. Con el ratón indicamos adónde queremos que se desplace Rufus e interactuamos con los elementos de los escenarios. También podemos acceder al inventario para seleccionar y combinar objetos que previamente hayamos recolectado.

Vista de la singular ciudad deponiana que visitaremos.

El inventario, con todos los objetos que hemos guardado.


La naturaleza del videojuego obliga a un ritmo pausado en el que hay que reflexionar para dar con la solución a los puzles. Encontraremos una útil ayuda al presionar la barra espaciadora, pues aparecerán señalados todos aquellos ítems que podemos manipular.

Otra parte importante de Caos en Deponia son los diálogos, los cuales nos permiten extraer información de los personajes. Alrededor del patoso protagonista se forma un pequeño grupo de compañeros que le prestan asesoramiento. El propio Rufus deja caer sus impresiones entre murmullos, algo muy importante dadas las estúpidas limitaciones del personaje que manejamos. Muchas veces sabes lo que hay que hacer, pero debes encontrar la curiosa manera que tiene Rufus para hacer las cosas.

El contraste cromático de algunas zonas con respecto a otras en notorio.

Uno de los disparatados minijuegos.


Un aspecto positivo del título es la ausencia de linealidad. En la mayoría de casos contamos con varias tareas pendientes que se pueden realizar en el orden que queramos. Ello nos obligará a deambular por los inmundos parajes deponianos para entablar conversación con sus habitantes y cosechar objetos que nos puedan ser útiles en un futuro.

Con respecto a la dificultad del juego, hay que señalar que Caos en Deponia engloba puzles de una complejidad variable, desde lo más intuitivo hasta lo más rebuscado. Entre lo más rebuscado encontramos asociaciones de objetos difícilmente imaginables, aunque siempre nos queda el recurso de ir probando combinaciones. Con el objetivo de no frustrar al jugador, algunos rompecabezas en forma de minijuegos se pueden saltar como si los hubiéramos resuelto satisfactoriamente.

Rufus el inventor, listo para alcanzar el Elíseo.

Conoceremos personajes de lo más pintoresco.


Otro punto interesante es que Rufus se dirige al jugador directamente y hay bromas por encima de la propia historia, como es el hecho de que ha cambiado el actor de doblaje del personaje principal. Esta característica se extiende incluso a los enigmas. Por ejemplo, en una ocasión debemos quitar la música del juego en el menú para que el despistado Rufus se pueda concentrar.

La duración de esta segunda de la trilogía vuelve a ser justita, de en torno a diez horas. Ya sabemos que la idea de Daedalic Entertainment ha sido dividir en tres lo que podría haber sido un videojuego muy largo.


Cuestiones técnicas

Caos en Deponia presenta el mismo aspecto formidable de La fuga y si hay cambios en cuanto a lo visual o lo sonoro se debe al cambio de escenarios más que otra cosa. No apreciamos ninguna mejora significativa.


Contamos con un diseño artistíco con un marcado contraste, ya que de una parte los personajes y las animaciones están toscamente trazados a modo de Flash. Los fondos y decorados, por su parte, parecen lienzos llenos de detalles y con un colorido vivo y desbordante.

Las delirantes conversaciones nos sacarán muchas risas.

Reencuentro con la 'adorable y tierna' Toni.


En el apartado sonoro vuelve a destacar el completo doblaje al castellano, si bien detectamos que algunos actores, entre ellos el protagonista, han sido sustituidos. La música sigue a la altura, destacando las canciones del desarrapado trovador.




Conclusión


No es que mantenga la personalidad de la saga, sino que prácticamente no existen diferencias con el primer juego. Todos los puntos fuertes de La Fuga de Deponia (buenos puzles, humor, atractivo visual, doblaje al español) vuelven a estar presentes aquí, pero de igual forma hemos de apuntar como puntos negativos la brevedad y el hecho de que deje inconclusa la historia.


Puntuación: 7

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