martes, 5 de agosto de 2014

El sangriento camino para convertirse en un dios

Populous: El Principio


Historia

Los videojuegos de estrategia son susceptibles de caer en la monotonía. Más allá de su aspecto o cara externa, los títulos de este género presentan una jugabilidad muy similar, siendo escasos los casos en los que un juego permanezca en el recuerdo por haberse desmarcado del resto. Populous: El Principio, del que hablaremos hoy, es una de estas excepciones

Bullfrog Productions alumbró el tercer y último título de la saga Populous a finales de 1998. El juego fue distribuido por Electronic Arts, que tres años antes había adquirido el estudio británico, con un resultado exitoso aunque no destacado. En cualquier caso, Bullfrog nunca igualaría el nivel alcanzado en El Principio hasta su cierre en 2004.

Nuestra chamán contemplando cómo un tornado se lleva por delante una casa.

La hechicera resucitará siempre en el área destinada a tal efecto.


Su estética primitiva llamó la atención, aunque fue su peculiar estilo de juego, en el que se simulaba ser una divinidad, lo que lo convirtió en todo un referente. Creó escuela, con Black & White y From Dust como juegos más populares, y su encanto se ha conservado casi intacto


Jugabilidad 

En esta tercera entrega de Populous encarnamos a una chamán que debe guiar a su pueblo para conquistar todos los mundos conocidos, aniquilando a las tribus rivales. Se trata de un juego de estrategia en tiempo real con un toque fantástico y centrado casi por completo en el combate, ya que no hay que preocuparse por la alimentación ni por captar recursos. Las otras tribus, Dakini, Matak y Chumara, cuentan con su propia hechicera y con las mismos tipos de unidades y edificios que nosotros, por lo que el combate suele ser igualado. Todos persiguen un mismo objetivo, pero sólo uno lo conseguirá.

Para jugar a El Principio basta con utilizar el ratón, y la interfaz es bastante fácil de entender. En la parte izquierda de la pantalla podemos seleccionar el menú de hechizos para lanzarlos y el de construcciones, para iniciar las obras. También podremos acceder en cualquier momento a la posición de la chamán, verdadero núcleo del juego. Ella puede arrasar poblados en cuestión de segundos así como modificar el terreno para facilitar la edificación de nuestra aldea.

La hechicera no destaca particularmente en el combate cuerpo a cuerpo, por lo que procuraremos conseguir algunos hechizos que le libren de apuros.  La lista de hechizos supera la veintena, y el tiempo de carga, el alcance y el número de reserva depende de cada uno. Algunos conjuros como la explosión, el relámpago o el tornado tienen fines claramente destructivos, mientras que otros permiten rebajar el suelo o extenderlo, así como convertir a los salvajes en nuestros aldeanos.

Un predicador engatusando a dos guerreros enemigos.

El hechizo conversión permite incorporar salvajes a nuestra tribu.


El maná necesario para acelerar la recarga de estos poderes, así como para propiciar la resurrección de nuestra chamán caída en combate, depende del número de fieles con que contemos. Es por esto que antes de lanzar una ofensiva debemos potenciar nuestro poblado y asegurarnos su defensa. La unidad básica, el bravo, puede construir edificios y aprender oficios como el de guerrero, predicador o espía.

Cada gremio cuenta con su edificio correspondiente, de modo que para tener predicadores hemos de mandar a nuestros bravos levantar un templo. Hay cuatro oficios que los aldeanos pueden aprender: el de guerrero, poderoso en el combate cuerpo a cuerpo; el de guerrero de fuego, un luchador a distancia que lanza llamas a los enemigos; el de espía, que se disfraza para sabotear construcciones de otras aldeas; y el predicador, que permite convertir a nuestros rivales para nuestra causa.

Al margen de los cuarteles propios para cada gremio, podemos edificar casas que incrementen la población de bravos, torres de vigilancia e infraestructuras para generar medios de transporte tales como barcos o globos aeroestáticos. Hay que señalar que ni las unidades ni los edificios pueden mejorarse o evolucionar, y que el único recurso que debemos tener controlado es la madera. Eso sí, si no defendemos de forma pertinente, nos encontraremos con que el solar de los construciones destruidos permanecerá chamuscado durante largo tiempo, siendo imposible construir nada sobre esa superficie.

Las gárgolas desatarán el pánico en las aldeas enemigas.

La cripta de conocimiento del relámpago.


Cada mapa cuenta con algunos monumentos o lugares sagrados que conceden ventajas tales como hechizos finitos cuando son adorados. Cabezas de piedra similares a los moáis de la Isla de Pascua o tótems propios de los indios norteamericanos son ejemplos de ello. También encontramos las importantes criptas de conocimiento, que revelan poderes o modelos de edificios permanentes.

La campaña, que consta de unas 25 misiones, va creciendo en complejidad gracias a estas criptas. Las estrategias se multiplican al tiempo que la posibilidad de ser atacados crece continuamente. La importancia de la chamán es igualmente ascendente en su camino a convertirse en un dios. El desarrollo de las misiones cuenta con algunos mecanismos que evitan la monotonía. Hay misiones con niebla, otras con cada tribu emplazada en una isla, otras en las que los pueblos están aliados, otras con volcanes a punto de estallar... Dos potentes vídeos animados, uno a modo de prólogo y otro como epílogo, enmarcan la campaña.

Hay dos factores que condicionan el juego en cualquier partida. El primero de ellos es el entorno. Los mapas son planetas tridimensionales, no planos, por lo que no hay bordes. El agua ocupa buena parte de estos territorios, y debemos saber que ninguna de nuestras unidades sabe nadar. También existen montañas y zonas elevadas, muy importantes dado que incrementan el rango de ataque del fuego a distancia. 

Las tribus enemigas formarán temibles ejércitos.

El hechizo Armagedón creará un área de combate en la que las tribus miden sus fuerzas en el acto.


La victoria la obtenemos cuando matamos a todos los miembros de las tribus enemigas, mientras que la derrota nos llega en el caso inverso. Populous: El Principio resulta emocionante porque en cualquier momento te pueden arrasar el poblado, comprometiendo el crecimiento de tu tribu y el maná de tu chamán.

La modalidad multijugador permite acometer épicas partidas en línea. Aún hoy, catorce años después de su lanzamiento, existen en Internet comunidades que practican esta variante tanto o más divertida que la campaña para un solo jugador.


Cuestiones técnicas

Del apartado técnico se pueden destacar los bajos requisitos mínimos que pedía el juego en su tiempo. Una buena animación en tres dimensiones configura originales planetas con montañosas islas de escasa vegetación en forma de solitarios árboles. La estética de cabañas polinesias y los monumentos propios de antiguas civilizaciones americanas dan un toque especial al conjunto.

La cámara se puede mover 360 grados, algo muy importante dado el carácter esférico de los mapas. Los detalles son escasos, si bien cada mapa cuenta con una textura de suelo, de agua y de firmamento distinta que contribuye a amenizar el conjunto. En las personas sólo advertimos diferencias en las cuatro chamanes, cada una de las cuales cuenta con una máscara única.

Cada escenario tiene un ambiente propio.

Nuestra heroína, tratando de desplazarse a un planeta.


Es en los hechizos donde hallamos los mejores efectos visuales. Rayos, volcanes, meteoritos, tornados y un largo etcétera cuentan con sus respectivas animaciones. Podemos ver cómo un tornado desmantela un edificio y se lleva volando a los enemigos, o cómo un rayo les realiza una radiografía cuando les cae encima, o cómo el agua se lo traga todo con el hechizo de hundir el suelo.

El audio es más que correcto, con las voces de la gente en un idioma inventado. Cada tipo de unidad responde a las órdenes con una palabra o frase determinada, y sin duda terminaremos el juego con el "Ka" de la chamán incrustado en el cerebro. También hay gritos para cuando cunde el pánico y lamentos cuando mueren. Naturalmente, los fenómenos que desencadenamos con los hechizos cuando con sus propios sonidos, y la música tiene un aire enigmático muy acorde con el juego.


Conclusión

A día de hoy sigue siendo muy disfrutable la experiencia de tomar el mando de la chamán y su tribu. Su apuesta total por la batalla y la devastación en perjuicio de la consecución de recursos provoca partidas eléctricas en las que todo puede cambiar en cuestión de segundos. Los mapas tridimensionales en forma de planetas y los hechizos de las jefas conceden a Populous: El Principio un estilo único del que es harto complicado cansarse.


Puntuación: 9

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