miércoles, 4 de diciembre de 2013

Readaptando a Ozu

Una familia de Tokio


Hablábamos en una crítica anterior de la tendencia que tiene el cine japonés de los últimos años a producir versiones nuevas de películas clásicas. Una familia de Tokio (2013) es un ejemplo de esto, y notable además, puesto que la cinta original de Yasujiro Ozu Cuentos de Tokio está considerada en todo el mundo como una obra maestra. El veterano realizador nipón Yoji Yamada (La espada oculta, El ocaso del samurái) es el responsable de esta adaptación.

Una matrimonio de ancianos deja su remoto pueblo para visitar a sus tres hijos en el bullicioso Tokio actual. El mayor es médico; la mediana, regente un salón de belleza; y el menor, por su parte, trabaja en lo que puede. Sin embargo, éstos no ofrecen toda la atención que debieran a sus progenitores.

Una escena de la reunión familiar.


El veterano Yamada, con 82 años y más de sesenta películas en su haber, traslada la historia a la actualidad. Las pequeñas variaciones en el argumento (por ejemplo, Noriko era viuda en la original) no restan ni un ápice de su veneración por  la cinta de Ozu. El ritmo es parsimonioso y el filme transcurre de forma natural, sin los sobresaltos efecticistas que proliferan en el cine de temática parecida: gritos y sucesos tremebundos.

Una familia de Tokio no tiene grandes pretensiones. El director capta la esencia de la historia, y los actores encarnan muy bien a los personajes. El anciano cascarrabias, la anciana amable y risueña, los niños egoístas, el desdén de unos hijos más preocupados por sus facetas laborales, la bondad de la nuera recién incorporada a la familia… todos ellos quedan bien reflejados.

La pareja de abuelos rurales visitando el frenético Tokio.


Sin embargo, en esta versión es notoria la reducción del dramatismo respecto a la antigua. Se refleja lo cotidiano de modo convencional, buscando una película familiar, pero no llega a emocionar. Y no obstante los mensajes de fondo no han perdido ninguna vigencia: la desatención de los hijos por sus padres, el aislamiento e incomprensión de los ancianos y el abismo que separa a las generaciones. Es lo que tiene abordar temáticas universales como la familia o la vejez; por muchos avances tecnológicos, la deshumanización continúa presente en la sociedad. El personaje de Noriko deja entrever un poco de optimismo, como en la obra de Ozu.

A nivel formal, destacan sobre todo el uso del color (ya que Cuentos de Tokio era en blanco y negro) y los apacibles planos fijos. Eso sí, las dos horas y media de duración se hacen notar, y mucho, puesto que no pasa de ser un largometraje agradable que no altera el estado de ánimo del espectador. De modo que uno termina pidiendo la hora.



Es prescindible y a todas luces inferior a la película que adapta, pero en cualquier caso sirve para reflexionar sobre cuestiones universales que a menudo caen en el olvido. Y, dado que es una cinta en cierto modo costumbrista, tampoco está de más conocer algo de la cultura japonesa.


Puntuación: 6



T.O.: Tokyo kazoku (Tokyo Family) / Japón / 2013 / Dirección: Yoji Yamada / Elenco: Isao Hashizume, Kazuko Yoshiyuki, Tomoko Nakajima, Yu Aoi / Género: Drama / Duración: 146 minutos

No hay comentarios:

Publicar un comentario