martes, 10 de diciembre de 2013

Conociendo al agente 47

Hitman: Codename 47


La historia

Uno de los iconos más distinguidos del universo de los videojuegos es asesino profesional, calvo y con un código de barras en la parte posterior de la cabeza. El agente 47, más conocido como Hitman, inició su destacada trayectoria en el año 2000 con Hitman: Codename 47. Creación del estudio danés IO Interactive, que de hecho se ha dedicado casi en exclusiva al desarrollo de esta saga, y distribuido por Eidos Interactive (que en 2009 sería absorbido por el coloso nipón Square Enix), el juego aborda los comienzos del frío sicario de elegante vestimenta.

Desde el centro psiquiátrico donde se crió, Hitman visitará parajes como los callejones de Hong Kong, el puerto de Rotterdam, la selva colombiana o un lujoso hotel de Budapest para cumplir con los encargos de la ICA (Agencia Internacional de Contratos), un poderoso organismo secreto con sicarios a sus órdenes. Algunas de estas misiones, por cierto, serán readaptados en entregas posteriores de la serie.

En el caso de ser descubiertos, deberemos actuar deprisa.

Esconder el cadáver y suplantar su identidad será una táctica necesaria.


Siendo el origen de la saga, tendremos nuestro primer contacto con la enlace de la ICA Diana Burnwood y conoceremos personajes recurrentes de la franquicia como la sensual Lei Ling o el incompetente agente Smith de la CIA. Y, además de esto, descubriremos el verdadero origen del famoso sicario. El argumento es sorprendente pero coherente y muy interesante.

Codename 47 sacudió el mercado de los videojuegos por su original planteamiento. Aquí no se trata de emprender masacres despersonalizadas al estilo de Rambo, sino de actuar con sigilo y cautela para hacer el menor ruido posible y salir del escenario del crimen sin dejar huellas. La búsqueda de realismo y una dificultad elevada acompañan a la violencia como no se había visto antes.


Jugabilidad

Fundamentalmente, Hitman: Codename 47 es un juego de disparos en tercera persona. Además de emplear armas, podemos llevar a cabo acciones como caminar sigilosamente, disfrazarnos con la ropa de nuestras víctimas, arrastrar cadáveres o interactuar con muchos objetos y personas.

Contamos con dos posibles cámaras. La principal nos sitúa prácticamente en el cogote del protagonista, mientras que la secundaria nos muestra su cuerpo entero. La segunda perspectiva hace francamente imposible el poder jugar, de modo que sirve para ver con más detalle cómo vamos vestidos o qué llevamos en las manos. El cursor del ratón varía de apariencia en función del arma que estemos utilizando y nos sirve para señalar los elementos sobre los que queremos actuar (recoger cosas, abrir puertas, etc.), desplegándose una lista de opciones. Una tecla de acción rápida nos permite efectuar la primera acción del listado, en general la más común.

Podemos realizar nuestros golpes de forma que parezcan accidentes.

Ayudar a algunos personajes nos reportará información necesaria.


El agente 47 puede ocultar armas pequeñas, como pistolas o cuchillos, pero no sucede lo mismo con las escopetas, los rifles de asalto o las ametralladoras. El caso del rifle de francotirador es especial, ya que lo podremos desmontar y guardar en un maletín. Cada arma tiene unas características particulares: las hay blancas y de fuego, de mayor o menor puntería, de largo o de corto alcance, con silenciador o sin él, con mayor o menor retroceso, etc. El abanico de estas 'herramientas' es amplísimo.

El chaleco de kevlar intensificará la ya de por sí sobrehumana capacidad de recibir daño que muestra Hitman. No sólo podremos recibir disparos en la calva sin morir en el acto, si no que, salvo excepciones, contaremos con varias vidas en cada misión. En el caso de sucumbir a manos de nuestros enemigos, apareceremos en un punto determinado del escenario.

Esto contrasta con el realismo predominante del videojuego. Los tiros en la cabeza provocan la muerte instantánea, mientras que un impacto en otras zonas menos vitales sólo ocasionará heridas leves. Algunos personajes extremadamente resistentes al daño son la excepción.

El ordenador de la agencia nos informará de nuestros objetivos.

Una de las misiones en la jungla colombiana.


Hitman: Codename 47 consta de un tutorial y doce misiones que se agrupan en historias o localizaciones. Hay historias, que abarcan tres o cuatro niveles, y hay otras que tan sólo ocupan una misión. Antes de empezar una misión, la agencia le ofrece al jugador la posibilidad de comprar el equipo con el que va a comenzar. El cumplimiento de los objetivos reportará una generosa cantidad, si bien la muerte de civiles y policías penalizará el montante final. En el insólito caso en el que el balance pecuniario de la misión sea deficitario, se habrá fracasado.

El método de juego es, por así decir, el ensayo y error. Deberemos ir probando estrategias en partidas sucesivas hasta encontrar alguna que nos garantice el éxito. Hay que tener paciencia, prestar atención y realizar un trabajo casi perfecto.

A diferencia de los juegos posteriores, en Codename 47 no se evalúa nuestra actuación, y tampoco se tiene en cuenta que dejemos testigos vivos o que matemos a los guardaespaldas de nuestros blancos. De hecho, hay misiones en las que tendremos que despachar a numerosas personas, por lo que el resultado final es menos importante que en el resto de la saga del sicario alopécico.

Los objetivos de las misiones no sólo incluyen asesinatos, sino rescatar secuestrados, robar objetos concretos, entregárselos a terceras personas… ¡incluso desactivar una bomba nuclear! La interacción con otras personas es clave para obtener información y objetos y conseguir que hagan determinadas cosas, como por ejemplo distraer a los guardias. La discreción resultará determinante para no provocar alarmas y provocar tiroteos en los que estaremos en clara inferioridad numérica.

Podremos recoger numerosos objetos.

El rifle de francotirador nos será especialmente útil.


A través de un ordenador, Diana nos facilitará la foto y los datos de nuestros objetivos, así como las reacciones más importantes de nuestros enemigos. El hallazgo de un cadáver o las sospechas de los guardias (lo que puede comprometer nuestro disfraz actual) nos serán comunicados durante la partida.

Las conversaciones tienen lugar en secuencias de vídeo grabadas que interrumpen el control del jugador. También hay vídeos entre las misiones, que permiten ir atando cabos y llegando a conclusiones sobre el origen del agente 47.

Uno de los aspectos más notables de Codename 47 es la dificultad, ensalzada por unos y criticada por otros. Hay tres niveles que regulan la aptitud en el combate de los enemigos. No se puede guardar la partida durante las misiones, y eso que algunas de ellas son complicadísimas. De este modo, 'bugs' muy infrecuentes  pero posibles pueden arruinar un trabajo de artesano.

Al abrigo de la noche holandesa pergeñaremos terribles fechorías.

Saltar de un lugar a otro es un recurso puntual.


La duración total del juego, cuyas misiones se pueden rejugar a placer una vez pasadas, es más que satisfactoria. Además, los objetivos se pueden conseguir de diversas formas, y explorar las posibilidades forma parte del disfrute de la franquicia de Hitman. Arremeter como un salvaje contra todo lo que se mueve puede surtir efecto en algunos casos, pero generalmente no es aconsejable para tener éxito.


Cuestiones técnicas

Teniendo en cuenta del año de lanzamiento, Hitman: Codename 47 presenta unos gráficos notables. Los escenarios tridimensionales son bastante realistas, y la diferencia entre los espacios abiertos y cerrados es muy marcada. En los primeros hay muchos detalles, mientras que en los segundos existe una niebla que impide ver lo que hay a 50 metros a simple vista (los prismáticos y las mirillas de los rifles pueden remendar eso). La niebla puede ser verdosa en el caso de la jungla de Colombia o negra en la lúgubre noche holandesa.

Las texturas no tienen mucha resolución, y los efectos especiales son correctos. El modelado de los personajes, un poco poligonal, deja translucir muecas como las miradas de sospecha o los gestos de terror. Los modelos, aunque se repiten en ocasiones, son variados y llegan a hacerse repetitivos.

Diana nos informará de hechos relevantes (arriba a la izquierda) durante las misiones.

La sangre está muy presente en Codename 47.


Respecto al sonido, los efectos ambientales y los disparos están muy bien conseguidos. Maullidos de gatos, puertas abriéndose y cerrándose y ruidos metálicos acompañan a los gritos y estertores de nuestras víctimas y al rugir de las armas. Cada pistola, fusil, ametralladora, etc., tiene su tono propio, de tal forma que sabemos con qué nos están disparando sólo con oírlo.

La partitura del excelente compositor Jesper Kyd, habitual de la saga, es el broche dorado para en envolvente juego con un apartado técnico notable y una jugabilidad que precisa de concentración. Aunque un poco descompensada en atractivo (las piezas que suenan en las primeras misiones son mejores), la banda sonora recrea ambientes tensos, sórdidos, salvajes, etc., según convenga.


Conclusión

Realmente Codename 47 te hace pensar y sentir como un asesino profesional. Una jugabilidad diversificada y muy gozosa es la base sobre la que se cimienta el creativo y asombroso argumento. Los aspectos técnicos y la melodía están a la altura. El capítulo inicial de Hitman no es nada fácil, sino que representa un desafío para el jugador.


Puntuación: 9

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