lunes, 23 de diciembre de 2013

Ayudando a Atrus por tercera vez

Myst III: Exile


Historia

En nuestro particular análisis de la saga de los hermanos Miller, hoy le toca el turno a Exile, la entrega central de la famosa pentalogía. Después de Myst y Riven, mantener el nivel parecía un desafío imposible. Presto Studios, autor de la notoria saga The Journeyman Project, fue el estudio encargado de dar continuidad a la serie. Myst III: Exile fue lanzado al mercado por Ubisoft en el año 2001.

Una década después de los hechos acaecidos en Riven, el anónimo protagonista de la saga visita a Atrus y su familia. Tras mucha dedicación, nuestro habilidoso amigo ha logrado escribir Releeshahn, una apacible era en la que se han instalado los miembros del maltrecho pueblo D’ni. Antes de contarnos más detalles, un hombre trastornado llamado Saavedro aparece súbitamente, roba el volumen de Releeshahn y se marcha a través de un libro-portal. Sin pensarlo dos veces le seguimos hasta una era desconocida para nosotros. ¿Conseguiremos recuperar el libro en el que se hospeda la raza de Atrus? 

Perseguir a Saavedro superando sus rompecabezas será nuestro propósito.

La manipulación de extraños objetos, un clásico de la saga.


Con una interfaz muy sencilla y una jugabilidad particular, uno no se dispone a probar esta clase de videojuegos como podría hacer con un Grand Theft Auto de última generación. Cuando se publicó Myst III, su fórmula de jugabilidad empezaba a estar obsoleta y limitada a los fans de la saga y de su tipología (pese a contarse por millones en todo el mundo). 


Jugabilidad 

Exile es, como no podía ser de otra manera, una aventura gráfica en primera persona y en formato 'point-and-click'. Apuntamos con el cursor hacia dónde deseamos desplazarnos y con qué elementos queremos interactuar. Dependiendo del objeto, lo podemos arrastrar, girar o hacer zoom sobre él.

Eso sí, esta tercera entrega incluye una gratificante novedad en la saga: en cada nodo o imagen estática podemos activar la vista en 360 grados. En principio, el cursor permanece en el centro de la pantalla de modo que moviendo el ratón, desplazamos la cámara. Con el click derecho fijamos la imagen para poder mover el cursor. Aunque suene complejo o lioso, la adaptación a esta forma de jugar es muy rápida.

El libro que contiene la era de Releeshahn es sustraído por Saavedro.

Edanna, uno de los mundos en los que tendremos que adentrarnos.


Como ya sabemos, se trata de un videojuego para pensar. Deberemos resolver rompecabezas aplicando la lógica y la imaginación y atendiendo a las pistas dispersas por todo el territorio disponible.

Es conveniente anotar todo aquello que nos llame la atención o que trate de explicar algo, como los diagramas o las balanzas. También habremos de experimentar, de agotar posibilidades. No hay mejor forma de aprender a utilizar una máquina que manipularla.

La lectura de algunos textos es de importancia capital. En Exile podremos recogerlos y almacenarlos en el inventario, situado en la parte inferior de la pantalla, para releerlos cuando nos venga en gana. Este recurso es especialmente útil cuando nos quedamos atascados.

La forma del cursor varía en función de las acciones que se pueden realizar.

Una vez más deberemos salvar a Atrus de apuros.


La mecánica del juego obliga a explorar los distintos mundos a los que tendremos acceso, examinando todo atentamente para captar unos detalles que podrían revelarse como cruciales. Si no prestamos la debida atención, podemos llegar a ignorar qué debemos buscar y dónde, albergando una concepción de incoherencia sobre el argumento del videojuego.

La dificultad de los abundantes puzles que contiene Myst III es variada. Como sucede con esta clase de juegos, la duración total depende de cada jugador, pero podemos afirmar que es más que suficiente.

Como punto negativo, señalamos que Exile no es tan adictivo como sus dos predecesores. No logra cautivar al jugador de la misma forma pese a lo extravagante de sus parajes o su entramado de puzles.


Cuestiones técnicas

Presto Studios logró mantener la espectacularidad de los paisajes de las entregas anteriores. Cada una de las seis eras a visitar mantiene una personalidad singular, desde la selvática Edanna a la mecánica  y oriental Amateria. Multitud de detalles complementan la experiencia visual.

La fauna y la flora son muy importantes en Exile.

Saavedro ha tenido el detalle de ir dejándonos escritos y murales.


En Exile se mueve el agua, a diferencia del estatismo de Riven, y el Sol deslumbra en función del ángulo en el que lo miremos. La inclusión de rayos y otros efectos disimula lo estático del firmamento. Los bajos requisitos del juego obedecen al formato 'point-and-click', que prerrenderiza los escenarios y contiene efectos animados limitados.

Los gráficos están muy bien conseguidos, aunque en las animaciones en bucle se puede apreciar la reiteración. En esta tercera entrega veremos sucesos muy sorprendentes que el juego ofrece de forma verosímil.

Los personajes humanos se insertan en el modo 'full motion video', al igual que en Riven, creando una estética particular. Los escasos actores que intervienen realizan unas interpretaciones muy creíbles. Destaca Brad Dourif (Alguien voló sobre el nido del cuco, El Señor de los Anillos) en el papel del vengativo e inestable Saavedro. Todos los diálogos y textos están doblados perfectamente al castellano.

Voltaic, una era en la que la actividad humana es muy visible.

Hallar un símbolo en cada una de las eras, una de nuestras metas.


En lo referente al sonido, es casi tan importante como los gráficos. Multitud de efectos caracterizan a las maquinarias (ascensores, puertas, manivelas, etc.), al ruido ambiental y a las criaturas que se cruzan en nuestro camino. En función del nodo en el que estemos, la intensidad del sonido variará.

En esta ocasión, la música no corre a cargo de Robyn Miller, sino que se contrató a Jack Wall para componer la banda sonora. Su partitura no es tan espeluznante y magnética como la de Riven, pero es más orquestal. Incluye instrumentos exóticos y coros que se integran perfectamente en el juego y personalizan cada una de sus eras.


Conclusión

La comparación con Myst y Riven, ambos de Cyan Inc., se salda a favor de éstos. Sin embargo, Exile incluye algunas mejoras técnicas y ofrece lo que promete: rompecabezas y libertad para recorrer mundos de belleza deslumbrante. También amplía la información sobre la fascinante historia de Atrus su familia.

La presencia de sorprendentes máquinas garantiza sorpresas espectaculares.

Narayan, una de las seis eras accesibles del juego.


Las principales pegas de esta parte son, por un lado que el modelo 'point-and-click' empezaba a quedarse anticuado. Por otro lado, para un jugador que no haya probado las dos entregas anteriores, el juego podrá resultarle demasiado novedoso y confuso. Myst III es una obra imprescindible para los seguidores de la saga, pero no así para el resto de aficionados a los videojuegos.


Puntuación: 8

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