domingo, 28 de diciembre de 2014

Un viaje de más a menos

El Hobbit: La batalla de los cinco ejércitos


La particular lectura de Peter Jackson sobre la obra de J.R.R. Tolkien llega a su fin con La batalla de los cinco ejércitos, un nuevo ejercicio de acción a raudales que esta vez ha sido recibido con opiniones encontradas.

Este tercer y último capítulo de El Hobbit retoma la trama justo donde la dejó el abrupto final de La desolación de Smaug. La compañía de enanos liderados por Thorin toma el control de Erebor mientras el dragón que la protegía arremete contra la Ciudad del Lago. Cegados por las riquezas que alberga la Montaña Solitaria, elfos, enanos y hombres estarán dispuestos a llegar a las armas para defender sus intereses al tiempo que se aproximan legiones de orcos. En medio de todo este berenjenal se encuentra Bilbo, que intentará arreglar las cosas a su manera.

Alcanzada su meta, la personalidad de Thorin cambia por completo.


Conviene recordar que El Hobbit, siempre a la sombra de El Señor de los Anillos, es un relato mucho menos serio y épico que ésta, con tintes de cuento. Lógicamente el contraste se puede apreciar en las adaptaciones cinematográficas: para todos los públicos y con un humor inocente, casi infantil, en el caso que nos ocupa.

La batalla de los cinco ejércitos está dirigida a los fieles, aquellos que se marcan en un calendario el estreno y no dejan escapar la ocasión de ir al cine para verla. Nadie que no haya visto las dos primeras entregas va a ver la última, y por tanto ya conoce sus virtudes y flaquezas. El espectáculo es omnipresente, y hay elementos lo suficientemente novedosos como para que este filme no sea uno más. Incluso Galadriel Saruman y Elrond exhiben sus fuerzas.

Estaban las cosas tensas... y aparecieron los elfos.


La película peca, sin embargo, de haber estirado una novela breve a ocho horas y media de metraje. La historia desaparece por completo para dar paso a escenas de masas, vibrantes combates singulares y una retahíla de despedidas en su tramo final. Encima el conjunto está un tanto deslucido por el exceso de efectos digitales y la ausencia del virtuosismo con el que se plasmaron inolvidables batallas como las de Minas Tirith o el Abismo de Helm.

Ni Bilbo (notable Martin Freeman) ni la mayoría de enanos poseen el protagonismo que debieran. Su tiempo en pantalla es arrebatado por otros como un Legolas que roza la autoparodia, su compañera Tauriel, el detestable consejero de la Ciudad del Lago, etc. Se nota la omisión de muchas secuencias, las cuales habrá que descubrir en la tradicional versión extendida. Y a pesar de todo ello, uno no se levanta decepcionado de la butaca.



Es extraño el rumbo que ha tomado, o que ha ido perdiendo El Hobbit. Partía como una aventura extraordinaria y vibrante y se ha ido desinflando hasta su desenlace un tanto agridulce. ¿Dónde ha ido a parar la magia del principio de la saga? Al fin y al cabo, el espectador demanda del autor de obras maestras de la aventura algo más que simple entretenimiento. La batalla de los cinco ejércitos no es mala ni mucho menos, pero sombra de El Señor de los Anillos sigue siendo alargada, incluso para su director.


Puntuación: 6


T.O.: The Hobbit: The Battle of the Five Armies / EE.UU. / 2014 / Dirección: Peter Jackson / Elenco: Martin Freeman, Richard Armitage, Orlando Bloom, Ian McKellen, Luke Evans / Género: Aventura / Duración: 144 minutos

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