viernes, 18 de octubre de 2013

Ardieron mis entrañas

A lo largo de los siglos, miles de alquimistas han tratado de obtener "el elixir de la vida", un brebaje capaz de otorgar la inmortalidad. La curación de todas las enfermedades y la eterna prolongación de la existencia suponían metas demasiado codiciadas como para que diversas generaciones de sabios no dedicasen sus vidas a este proyecto. A estas alturas, se han realizado ya tantas combinaciones de ingredientes que nos tendremos que confirmar con la refrescante horchata para combatir la diarrea.

La bebida que centra la cata de hoy pertenece, como en la última ocasión, al grupo de las bebidas energizantes. En este caso hablamos de Burn, la bebida de la llama solitaria en medio de la oscuridad. El faro de Alejandría. La antorcha olímpica pixelada. La llama peruana. Bueno, esa última no. La pondremos en un corralito aparte y le daremos anacardos. ¡Anacardos, yo también quiero! Pues vete al corralito con la llama.

Diseño sobrio y elegante, casi tanto como mi blog.

"Enciende tu llama porque esto no ha hecho más que empezar", según rezan algunos anuncios de esta marca. Anuncios, por cierto, que tienden a ser bastante guarrillos y que a veces se pueden identificar hasta con la Viagra. En cualquier caso, ¡nada detendrá el cumplimento de mi deber!

La lata que degusté tenía el formato de 500 ml, una cantidad desmesurada para mi gusto, sobre todo si forma parte de tu frugal desayuno. Por encima de la llama y sobre un fondo negro aparece el palabro "original", así que mi elección no ha podido ser más acertada. Debajo del icono flamígero y en minúsculas, "burn", que en la lengua de los One Direction significa "quemarse". Y, en mayúsculas y seguido de un asterisco, "ENERGY DRINK". El asterisco indica que la bebida contiene una elevada dosis de cafeína. Y nos percatamos de que Burn es un producto de The Coca-Cola Company.

Echando un vistazo a los ingredientes, encontramos agua carbonatada, azúcar, taurina, cafeína y una retahíla de porquerías engendradas en laboratorios. A diferencia de otros líquidos de la misma familia, el extracto de guaraná sustituye al ginseng. El doble chasquido característico deja paso ya a la cata propiamente dicha.

¿Seguro que anuncios como éste no son contraproducentes?


Y... por mi gaznate fluye un líquido carbonatado y con escasa personalidad que casi inmediatamente provoca efectos secundarios. Inflado como el arroz, expelo regüeldos mientras entono el Himno de la alegría. No tiene un sabor malo, pero tampoco es que me guste especialmente. Tengo el detalle de echar un poquito al lavabo para observar su color. Marroncete.

Pero, minutos después de terminar el medio litro de esta poción burbujeante es cuando llegan los problemas. El Burn este del demonio me ha sentado como un disparo, y mi estómago experimenta un dolor punzante. He de salir de mi guarida, pues las galletas Dinosaurus no son gratuitas. Coincido en el ascensor con una dama de avanzada edad que me dirige una sonrisa. Mis tripas se oprimen de dolor, pero ¿me quejo? Nada de eso, sino que miro a la vieja a los ojos y le grito "¡¡¡SOY UN... GLADIADOR!!!", provocándole un infarto de miocardio. Así aprenderá.

Después de eso, el suplicio se fue apaciguando hasta extinguirse y el día transcurrió sin mayores incidentes. Con esto doy por concluida mi segunda etapa de catas, y desconozco si será la última. Cuánta variedad hay en el mundo, y qué brebajes más variopintos podemos adquirir en el supermercado más cercano. Kiipis!

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