lunes, 14 de septiembre de 2015

Revisitando Rapture

BioShock 2


Historia

En cualquier lista que se precie de "los mejores videojuegos" debe figurar BioShock (2007). Este replanteamiento de los disparos en primera persona destacó por su original y seductora trama, así como por su capacidad de poner los pelos de punta sin caer en recursos facilones. Tres años después de que este título sacudiera el mercado y acompañado de una gran expectación se produjo el lanzamiento de su continuación.

2K Marin y 2K Australia, que poco después se fusionarían en Irrational Games, nos brindaron la oportunidad de regresar la metrópolis sumergida de Rapture, aunque sin el timón de Ken Levine, creador de BioShock que sí participaría más tarde en BioShock Infinite (2013). 

Una década después nada ha mejorado.

Allá vamos de nuevo.


En esta ocasión nos meteremos en la piel de un Big Daddy, la criatura más representativa del primer juego, que intentará rescatar a la Little Sister a quien está enlazado de las garras de la nueva matriarca de Rapture. Una década después de los hechos de BioShock, el mando de la ciudad ha recaído en la doctora Lamb, una psicóloga que promulga exactamente una ideología opuesta a la de Andrew Ryan: colectivismo e incluso fervor religioso.

El desarrollo del argumento es de los que cautivan, y las grabaciones en forma de diarios diseminadas por todos los niveles nos permiten hallar explicaciones al estado todavía más decrépito de la ciudad. Por supuesto es más que recomendable haber jugado al primer juego para disfrutar enteramente de la historia.

Encarnaremos a un Big Daddy.

No todo el mundo nos será hostil.


Jugabilidad

La mecánica es la misma que en BioShock, de forma que volveremos a inyectarnos EVE, registrar cadáveres, comprar en máquinas expendedoras y salir al paso de los splicers. Notaremos el peso de la escafandra, compensado con armas más poderosas que las del primer título, entre ellas el contundente taladro, una pistola que piratea a distancia o las minitorretas defensivas.

Los plásmidos sí son los ya conocidos (incineración, congelación, señuelo, etc.), pero la gozosa novedad es la capacidad de utilizar armamento convencional y plásmidos al mismo tiempo. Combinar estas herramientas con los escenarios será clave para sobrevivir, como también lo será equipar un buen número de tónicos genéticos.

Mejorar las armas y equipar tónicos será fundamental.

Todo vuelve a girar en torno a las niñas.


Predominarán los combates multitudinarios y más estratégicos en los que convendrá colocar trampas y mecanismos de defensa. En la fauna de Rapture destacará la incorporación de un nuevo tipo de splicer más fuerte y resistente y la irrupción de las Big Sisters, un auténtico quebradero de cabeza que combina agilidad, resistencia y plásmidos.

El dilema moral vuelve a materializarse en torno a la decisión de ayudar a las Little Sisters o a exprimirlas como naranjas. La colaboración de las niñas será vital para cosechar la mayor cantidad de ADAM posible, algo que nos convertirá en el objetivo de los moradores de la ciudad. También deberemos resolver si dejamos con vida o no a ciertos personajes, acciones que decantarán el juego hacia uno de los seis posibles finales.

Personajes de lo más hospitalarios...

La tenue iluminación marca de la casa.


Una diferencia significativa entre BioShock 2 y su predecesor es la pérdida de buena parte de  exploración en favor de una acción más directa. El sistema de pirateo de tuberías es sustituido por un sistema en el que simplemente debemos detener en el momento adecuado una flecha que se desplaza horizontalmente.

Más de nueve intensas horas lleva conducir a nuestro Big Daddy hacia su destino, con un par de gratificantes vueltas de tuerca en el último tercio del juego. Tal vez lo único que se pueda achacar al título es la nula penalización que recibimos cada vez que morimos, puesto que simplemente reaparecemos en la Vitacámara más próxima. Esto repercute en los combates, en ocasiones reducidos a luchas de desgaste con los enemigos más poderosos.

Conoceremos la singular perspectiva de las Little Sisters.

El traje nos permitirá bucear si se da el caso.


Finalmente, BioShock 2 incluye una modalidad multijugador ambientada en los días previos a la caída de Rapture. Contiene los modos convencionales, como el todos contra todos, el duelo por equipos o la captura de la Little Sister (en lugar de la bandera), con las armas propias de la primera entrega. Sin ser nada espectacular, añade más vida útil al juego.


Cuestiones técnicas

Regresan los escenarios recargados y lúgubres dados a juegos de sombras sin apenas cambios. La dirección artística vuelve a ser sensacional, si bien no sorprende ni cuenta con gráficos punteros. Se aprecia una mayor fluidez respecto a BioShock, como cabe esperar tres años después.

Una especie de fanatismo religioso se ha instaurado.

Nuestra generosidad será correspondida.


Los diseños están muy trabajados, y las animaciones rebosan verosimilitud. El tratamiento del agua vuelve a ser fantástico, incluyendo unas refrescantes fases submarinas, aunque el conjunto es un poco rígido. También sobresale el audio, de nuevo decisivo para estremecer al jugador. Las voces de los habitantes de Rapture y la banda sonora son esenciales para generar una tensión constante.

Si permanecemos ocultos tendremos la oportunidad de escuchar las turbadoras conversaciones de los splicers, seres capaces de cualquier cosa por un poco de ADAM. El título está completamente doblado al castellano, incluyendo unos subtítulos integrados cuando apuntamos a los carteles.

Se percibe la gloria de antaño.

De apariencia frágil, las Big Sisters serán huesos duros de roer.


Conclusión

Continuista en todos los aspectos pero a la elevada altura de las expectativas. BioShock no necesitaba una segunda parte, pero ésta es una dignísima continuación. Los escasos rasgos que lo diferencian del juego original contribuyen a que la experiencia no sea un constante 'déjà vu'. Siempre es un placer colocarse la escafandra y bajar al fondo del océano.


Puntuación: 8,5

2 comentarios:

  1. Justo me lo terminé la semana pasada por primera vez. Me encantó, igual que el primero.

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