Mad Max: Furia en la carretera
En una época en la que los filmes están plagados de efectos digitales, un cineasta de setenta años como el australiano George Miller estrena Mad Max: Furia en la carretera, una película de acción clásica y artesanal. Miller revisa, tres décadas después, su peculiar universo postapocalíptico.
Cuarto título de la saga, se trata de un relato autónomo, no relacionado con la antigua trilogía, de forma que resulta indiferente haber visto las tres primeras entregas. Tras ser apresado por Inmortan Joe, señor de de una civilización casi feudal en mitad del desierto, el solitario Max se verá involucrado en la fuga de las cinco esposas del monarca.
El distópico marco de Mad Max, aquel en el que el agua y la gasolina representan el poder, es aquí más desasosegante que nunca, ya que se suman elementos tales como el fanatismo religioso o las deformidades físicas. Llaman la atención, por otra parte, las semejanzas con el cine del Oeste, con el desierto, el desfiladero, la 'diligencia'. etc.
Hasta hay algo del sempiterno vaquero sin nombre que interpretaba Clint Eastwood en el callado y huraño protagonista, interpretado aquí por Tom Hardy. Aunque quien realmente se adueña de la película es Charlize Theron, circunstancial compañera de viaje de Max y guía de una caravana de supermodelos. Todo el reparto está perfecto en sus respectivos roles, incluyendo a un Hugh Keays-Byrne que curiosamente repite como villano de Mad Max.
Los pocos diálogos del filme se suplen con el rugir de los motores, ya que el esqueleto de Furia en la carretera es una febril persecución de chatarras con ruedas a través de parajes baldíos y polvorientos. Unos personajes demenciales se acosan sin tregua y con una estimulante banda sonora a todo volumen. El resultado es un salvaje ejercicio de precisión en el montaje, dado que todo queda captado por la cámara por muy rápido que transcurra.
El espectador queda atrapado en una obra de acción y de autor, combinación poco usual. Todas las piezas encajan bajo el capó de esta Mad Max: el ritmo es vertiginoso pero no hastía, el diseño artístico conforma un escenario singular y verosímil, las escenas más espectaculares están rodadas con dobles de carne y hueso (una práctica cada vez más insólita), hay violencia cruda, las típicas frases grandilocuentes postizas están ausentes, la árida fotografía es brillante...
Furia en la carretera no es sólo una película perteneciente a una saga de los años ochenta, sino una película tal y como las que se producían entonces. Miller firma una de las cintas más interesantes del año y uno de los mejores largometrajes de su carrera. El anuncio de una continuación es una gran noticia.
Cuarto título de la saga, se trata de un relato autónomo, no relacionado con la antigua trilogía, de forma que resulta indiferente haber visto las tres primeras entregas. Tras ser apresado por Inmortan Joe, señor de de una civilización casi feudal en mitad del desierto, el solitario Max se verá involucrado en la fuga de las cinco esposas del monarca.
Una Charlize Theron calva y manca es tan protagonista como el propio Max. |
El distópico marco de Mad Max, aquel en el que el agua y la gasolina representan el poder, es aquí más desasosegante que nunca, ya que se suman elementos tales como el fanatismo religioso o las deformidades físicas. Llaman la atención, por otra parte, las semejanzas con el cine del Oeste, con el desierto, el desfiladero, la 'diligencia'. etc.
Hasta hay algo del sempiterno vaquero sin nombre que interpretaba Clint Eastwood en el callado y huraño protagonista, interpretado aquí por Tom Hardy. Aunque quien realmente se adueña de la película es Charlize Theron, circunstancial compañera de viaje de Max y guía de una caravana de supermodelos. Todo el reparto está perfecto en sus respectivos roles, incluyendo a un Hugh Keays-Byrne que curiosamente repite como villano de Mad Max.
Vehículos aparatosos y llameantes dándose caza sobre la arena. |
Los pocos diálogos del filme se suplen con el rugir de los motores, ya que el esqueleto de Furia en la carretera es una febril persecución de chatarras con ruedas a través de parajes baldíos y polvorientos. Unos personajes demenciales se acosan sin tregua y con una estimulante banda sonora a todo volumen. El resultado es un salvaje ejercicio de precisión en el montaje, dado que todo queda captado por la cámara por muy rápido que transcurra.
El espectador queda atrapado en una obra de acción y de autor, combinación poco usual. Todas las piezas encajan bajo el capó de esta Mad Max: el ritmo es vertiginoso pero no hastía, el diseño artístico conforma un escenario singular y verosímil, las escenas más espectaculares están rodadas con dobles de carne y hueso (una práctica cada vez más insólita), hay violencia cruda, las típicas frases grandilocuentes postizas están ausentes, la árida fotografía es brillante...
Furia en la carretera no es sólo una película perteneciente a una saga de los años ochenta, sino una película tal y como las que se producían entonces. Miller firma una de las cintas más interesantes del año y uno de los mejores largometrajes de su carrera. El anuncio de una continuación es una gran noticia.
Puntuación: 7,5
T.O.: Mad Max: Fury Road / Australia / 2015 / Dirección: George Miller / Elenco: Tom Hardy, Charlize Theron, Nicholas Hoult, Hugh Keays-Byrne, Josh Helman / Género: Acción / Duración: 120 minutos |
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