Lucius
Historia
Rara vez tenemos la oportunidad de encarnar a un villano en un videojuego. Personajes buenos, o ambiguos en el peor de los casos, son los protagonistas habituales. El estudio finlandés Shiver Games busca romper con esta tradición a través de Lucius (2012), y de qué forma, porque en este título podremos controlar al hijo del mismísimo diablo.
Lucius es un niño que nació el 6 de junio de 1966. En su sexto cumpleaños, recibe la visita de Lucifer, su verdadero progenitor, quien le exhorta a cometer una serie de asesinatos. La idea bebe de las fuentes del cine de terror clásico (La profecía, La semilla del diablo, El exorcista...) y supone un atractivo soplo de aire fresco.
Y sin embargo, el desarrollo del argumento está poco inspirado. Unas breves escenas con tintes de cine negro relativas a las investigaciones de la policía unen los capítulos o misiones con poca efectividad. El acabado habría lucido mucho mejor con un mejor trabajo en la parte del guión, demasiado simple y con personajes planos en exceso. Tal vez todo eso podría haber sido subsanado con una buena jugabilidad, así que pasemos al siguiente apartado.
Jugabilidad
Lucius es, fundamentalmente, una aventura gráfica con una atmósfera de terror que tiene lugar en el interior de una mansión. Debemos recoger objetos, combinarlos en nuestro inventario y utilizarlos con otros elementos del escenario. En este sentido, cada asesinato es un rompecabezas que debemos resolver. Los escasos momentos de acción, por su parte, son bastante pobres. Hay que decir que el movimiento del protagonista, configurado con unos controles básicos e intuitivos, es un poco torpe.
En cada misión o capítulo recibimos el encargo de acabar con alguno de los habitantes de la casa. Hay que hacer que los crímenes parezcan accidentes y no levantar sospechas, ya que la partida acabará si alguien nos pilla con las manos en la masa. Las conversaciones de otros personajes y el cuaderno en el que Lucius anota sus observaciones nos ofrecerán pistas de una claridad variable para llevar a cabo los asesinatos.
El verdadero origen de Lucius se fraguó años atrás- |
Una amplia y lujosa mansión de principios de los años setenta. |
Algo que limita de forma considerable el disfrute del jugador es el hecho de que sólo hay una forma para matar a cada objetivo. Esto es una verdadera lástima dadas las dimensiones de la mansión. Además, se da el caso de que podemos recolectar objetos que usaremos mucho más adelante, sin ninguna razón aparente.
Ser el hijo de Satanás tiene sus ventajas e inconvenientes: el uso de ciertos poderes por una parte, y la sensibilidad ante objetos sagrados, por la otra. No podremos desplegar nuestras habilidades secretas si hay cerca un crucifijo, que deberemos girar boca abajo sin que nadie lo advierta. Algunos de los poderes que nos enseñará el demonio son la telequinesis o el control mental, herramientas muy útiles para las bellaquerías que tenemos planeadas.
El juego contiene unos quince capítulos, algunos de ellos con varias fases. Si no podemos realizar determinadas acciones durante el día debido a las miradas ajenas, siempre podemos levantarnos de madrugada para ir a por ellos. Las misiones nocturnas están basadas en el sigilo, o más bien en la ocultación. Sorprendentemente ni podemos caminar sin hacer ruido ni la oscuridad impide que alguien nos detecte.
La duración total es la adecuada, y la complejidad de los encargos es progresiva. Lucius no es de la clase de juegos que inciten a largas sesiones, sino que más bien invita a completar un par de capítulos al día. Al margen de los cometidos principales, el niño deberá realizar algunas tareas domésticas para aparentar un buen comportamiento. ¿Quién sospecharía de un buen chico?
Cuestiones técnicas
El mejor resultado del trabajo de Shiver Games lo observamos en la casa, el único escenario del título. Con dos alas y dos pisos de altura, la enorme mansión de la familia de Lucius no sólo evita la monotonía, sino que además impregna al conjunto de una atmósfera muy poderosa. Numerosas habitaciones, largos pasillos, un jardín, un sótano, una bodega, una biblioteca, una cocina... Todo ello con su correspondiente mobiliario y los oportunos ornamentos.
Se pueden abrir infinidad de armarios y cajones en la búsqueda de objetos interesantes que recoger. La trama permite un cambio estacional muy vistoso: las nieves de la época navideña, la tenebrosidad de las tormentas, el verdor de la primavera... Los espacios exteriores varían de una misión a otra, y también la ornamentación de los interiores si se está celebrando alguna festividad.
Cada habitación responde a la personalidad del dueño, de forma que encontramos lencería desperdigada en los aposentos de una criada casquivana, numerosos objetos relacionados con la música en la habitación de un mecánico melómano, multitud de crucifijos y estampas en las estancias de una beata doncella. La atmósfera rígida de la aristocracia, con su disciplina y sus sirvientes uniformados, también caracteriza a Lucius.
Se pueden abrir infinidad de armarios y cajones en la búsqueda de objetos interesantes que recoger. La trama permite un cambio estacional muy vistoso: las nieves de la época navideña, la tenebrosidad de las tormentas, el verdor de la primavera... Los espacios exteriores varían de una misión a otra, y también la ornamentación de los interiores si se está celebrando alguna festividad.
Cada habitación responde a la personalidad del dueño, de forma que encontramos lencería desperdigada en los aposentos de una criada casquivana, numerosos objetos relacionados con la música en la habitación de un mecánico melómano, multitud de crucifijos y estampas en las estancias de una beata doncella. La atmósfera rígida de la aristocracia, con su disciplina y sus sirvientes uniformados, también caracteriza a Lucius.
En marcado contraste con las virtudes del escenario se hallan los modelados de los personajes. Nula expresividad facial, animaciones ortopédicas y secuencias cinemáticas ramplonas transmiten la sensación de que la vivienda está poblada de meros autómatas. Lucius, con un rostro pálido y surcado por las ojeras, es la única excepción.
Lo sangriento y cruel de las ejecuciones es una buena compensación a todos estos defectos. No olvidemos que estamos ante un videojuego que pretende ser de terror, si bien es el jugador quien controla al malo. Resulta hilarante encontrar los peluches y dibujos infantiles de un niño que es la encarnación del mal.
Lo sangriento y cruel de las ejecuciones es una buena compensación a todos estos defectos. No olvidemos que estamos ante un videojuego que pretende ser de terror, si bien es el jugador quien controla al malo. Resulta hilarante encontrar los peluches y dibujos infantiles de un niño que es la encarnación del mal.
El sonido presenta ruidos ambientales que dan vida a la mansión (maderas que crujen, los péndulos de los relojes de pared, el crepitar del fuego de las chimeneas, etc.), cosa que inquieta un poco. La banda sonora pone los pelos de punta al principio, si bien luego se hace repetitiva. El doblaje al castellano es completo y de calidad.
Conclusión
La propuesta de Shiver Games es original y atractiva, si bien queda lastrada por las carencias presentes en múltiples aspectos. Técnicamente mediocre y con una jugabilidad limitada, Lucius es una curiosidad antes que un juego a recomendar. El final, por cierto, es de lo más infame que se ha visto en los últimos tiempos, de modo que ni siquiera deja un buen sabor de boca.
La ambientación sórdida y lo brutal de las ejecuciones son sus puntos fuertes. En 2015 se lanzará una segunda parte en la que, esperemos, se potencien las virtudes y se corrijan los defectos.
La ambientación sórdida y lo brutal de las ejecuciones son sus puntos fuertes. En 2015 se lanzará una segunda parte en la que, esperemos, se potencien las virtudes y se corrijan los defectos.
Puntuación 6
No hay comentarios:
Publicar un comentario