Para bien y para mal, lo más reseñable del Gran Premio de Baréin a mí entender ha sido lo siguiente:
El champán
-Hamilton y Rosberg. Pole para uno, victoria para el otro y doblete para Mercedes. El británico se rehizo tras ser superado por su compañero el sábado. Rosberg le plantó una gran batalla y se mantiene en lo alto de la tabla.
-Sergio Pérez. El primero de los mortales. Por fin sin problemas técnicos, el mejicano de Force India recuperó su mejor versión y pasó por encima de su fulgurante compañero. Impecable en todo el fin de semana.
-Max Chilton, rey de los humildes. La realización televisiva no le dedicará muchos segundos, pero el buenhacer del joven piloto británico en este comienzo de temporada le ha llevado a cosechar dos decimoterceros puestos que aúpan a Marussia por encima de Caterham.
El pinchazo
-Pastor Maldonado. A menudo se ve envuelto en toques y accidentes. Ayer embistió al Sauber de Gutiérrez provocándole una vuelta de campana que por fortuna no afectó a la integridad física del mejicano. Acarrea una leve sanción de cinco puestos para China.
-Ferrari. Por detrás de Mercedes, Red Bull, Force India, Williams... Los de Maranello han vuelto a alumbrar un coche lentísimo en un año en el que debían demostrar el potencial del motor. Alonso y Räikkönen, los dos mayores talentos de la parrilla, son incapaces de adelantar.
-Lotus. Peor todavía que Ferrari. El año pasado empezaron ganando en Australia, y ahora sólo dejan atrás a los Marussia y los Caterham. Lentos y con graves problemas de fiabilidad.
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