martes, 25 de marzo de 2014

Cobayas humanas

Portal


Historia

A veces sucede que detrás de un videojuego simple se esconde toda una experiencia. El caso de Portal es muy significativo en este sentido. Incluido en el paquete de Valve The Orange Box (2007) junto a juegos de la categoría de Half-Life 2 y sus continuaciones Episode 1 y Episode 2, esta obra aparentemente menor contaba con una excepcional distribución potencial al tiempo que corría el riesgo de ser ignorada.

Portal arranca sin previa introducción. Despertamos en una sala de cristal aislada con un mobiliario futurista, y una voz robótica femenina nos da la bienvenida y nos va guiando en nuestros primeros pasos. Se abre un portal en la habitación, y al cruzarlo observamos que hemos atravesado la pared para salir por otro lugar distinto. Controlamos a una mujer de unos treinta años vestida con un uniforme naranja y con unas extrañas prótesis en las piernas. Este personaje no está nada hipersexualizado, por cierto.

Uno de los niveles.

Lo primero que vemos al despertar.


Siguiendo las instrucciones de la voz, más parecida a HAL 9000 de 2001: Una odisea del espacio que a la Samantha de Her, vamos superando diversos niveles que contienen desafíos de lógica. En las pulcras instalaciones aparece por todas partes el logotipo de Aperture Science, una empresa mencionada en Half-Life 2: Episode 2 como rival de la mítica Black Mesa.

Si superamos todos los retos, seremos recompensados con un suculento pastel. Recibimos un artefacto capaz de abrir portales, y poco a poco la dificultad de las salas se va incrementando hasta alcanzar el riesgo de muerte. La sensación de que somos observados es constante... ¿Somos cobayas humanas?

La historia de Portal, que recuerda a la película canadiense Cube, atrapa desde el principio. Las sorpresas durante el desarrollo del videojuego, entre ellas una canción desternillante, le otorgan al título mucho carisma.

Hay que mantener presionada la plataforma roja para que la puerta del piso superior permanezca abierta.

Nuestro anónimo personaje frente a dos portales.


Jugabilidad

Se trata de un juego en primera persona caracterizado por dos factores. En primer lugar, la lógica es su pilar fundamental. Nos encontraremos con escenarios en los que deberemos activar ciertos interruptores, salvar grandes distancias o esquivar obstáculos para llegar al ascensor que comunica con el siguiente nivel. En segundo lugar, contamos con un original dispositivo capaz de abrir portales que comunican físicamente dos puntos cualesquiera del escenario.

Sólo podemos mantener abiertos dos portales al mismo tiempo, uno de color azul y otro naranja. Si intentamos abrir otro, reemplazaremos al del mismo color. Un aspecto destacado del funcionamiento de los portales es que conservan la inercia de los objetos que los atraviesan. Es decir, que si emplazamos un portal en el suelo y otro en una pared, podemos caer pasando por el primero y salir despedidos por el segundo gracias a la fuerza de gravedad de la caída.

Los riesgos de perecer se limitan al ácido que baña algunos suelos, a ser golpeados por una esfera de energía o a caer abatido por alguna torreta defensiva. No contamos con barra de salud ni botiquines ni ningún tipo de armadura. Los artilugios que llevamos en las piernas nos permiten efectuar grandes saltos sin recibir daño.

Podemos situar un portal en el techo y el otro en el suelo para caer sobre plataformas elevadas.

El ansiado ascensor, al fondo.


Diversos carteles nos ilustrarán acerca de lo que debemos hacer, como por ejemplo conducir las esferas de energía hasta sus correspondientes receptáculos para activar plataformas. El juego consta de niveles en el sentido literal, puesto que al final de cada sala de pruebas se encuentra un ascensor que nos conduce hasta el próximo espacio.

Portal no es que sea un juego largo. Cuenta con una veintena de niveles más una serie de desafíos a modo de extras. Estos desafíos consisten en salas modificadas para incrementar la dificultad y retos como terminar en un cierto periodo de tiempo o usar menos de un determinado número de portales o pasos. El juego de Valve cuenta con un grado de dificultad progresivo que va añadiendo más opciones y en ningún momento se hace repetitivo.


Cuestiones técnicas

El motor source es fácilmente reconocible, aunque aquí la ambientación sea muy distinta de otras obras de Valve. Los escenarios son herméticos y metálicos, con una estética aséptica y futurista. Cámaras de seguridad y ventanas en las que apenas podemos ver qué hay detrás están diseminadas a lo largo y ancho de las instalaciones de Aperture Laboratories, lo que potencia la sensación de que estamos sometidos a vigilancia.

Cartel explicativo.

En caída libre, poniendo en práctica la técnica explicada en el cartel.


También nos topamos con pruebas de la presencia de otros sujetos, generalmente en orificios practicados en las sólidas paredes. Frases repetidas como "El pastel es una mentira" y diversos dibujos inquietan y te hacen sospechar de que aquí hay gato encerrado.

El sistema de portales parece tan realista que provoca vértigo y mareos. Incluso podemos caer en una espiral y perseguirnos indefinidamente. La primera persona ayuda a que el jugador se crea el protagonista de la historia.

Del apartado sonoro destacan sobre todo las inquietantes voces de los aparatos robóticos, femenina en el caso del sistema operativo e infantil en las torretas. La banda sonora es casi siempre discreta, de una suavidad muy acorde a la idealizada historia. Una pegadiza canción en los créditos finales arranca carcajadas.

Sorprendiendo por detrás a una letal torreta defensiva.

En lugares ocultos se pueden ver inscripciones como éstas.


Conclusión

Portal fue una grata sorpresa por la originalidad del funcionamiento de los portales y la apuesta por la lógica. La fantástica ambientación claustrofóbica garantiza una experiencia singular, y la única pega que se le puede poner a este título es la brevedad. El éxito de la propuesta abrió las puertas a una secuela que vio la luz en 2011.


Puntuación: 8

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