El planeta salvaje
Decía Gandhi que una civilización se puede juzgar por la forma en que trata a los animales. Ahondando en esta afirmación, el cineasta francés René Laloux (Gandahar, los años luz, Los amos del tiempo) propone en El planeta salvaje (1973) un interesante cambio de roles en el que el ser humano pasa a ser una especie inferior.
En un mundo dominado por unos seres gigantes y azulados llamados Draags, los humanos u Oms han quedado reducidos a meras mascotas. Uno de los Oms, Terr, logra escapar y busca a otros congéneres salvajes para salvar a su raza del exterminio.
Basado en una novela de Stefan Wul, este filme de animación nos muestra cómo tratamos a las otras especies, consideradas inferiores a todos los efectos. Agresiones gratuitas, manipulación, reclusión forzosa... todas aquellas actitudes que nos indignan cuando vemos que se las practican a un semejante las consideramos normales cuando somos nosotros quienes las efectuamos.
Hay que señalar que El planeta salvaje es bastante más contemplativa de lo que estamos acostumbrados, aunque sin llegar a aburrir. La narración incluye una serie de elipsis que impiden la continuidad del relato en favor de una mayor evolución de los hechos. El desenlace, por contra, parece atropellado y fortuito en un metraje de apenas hora y diez minutos.
Uno de los aspectos más interesantes de la película de Laloux es el original y perturbador estilo visual a base de trazos sencillos y con un surrealismo desbordante. La animación corre a cargo del famoso artista Roland Topor, quien esboza un planeta agreste e incluso hostil, sensaciones realzadas por la singular banda sonora.
El planeta salvaje ofrece animación para adultos, con un desarrollo dramático y un planteamiento que invita a la reflexión. Los mensajes de fondo como la denuncia de la intolerancia o que el saber es poder están bien presentados, y a buen seguro podemos afirmar que la cinta deja un poso en el espectador.
Hay que señalar que El planeta salvaje es bastante más contemplativa de lo que estamos acostumbrados, aunque sin llegar a aburrir. La narración incluye una serie de elipsis que impiden la continuidad del relato en favor de una mayor evolución de los hechos. El desenlace, por contra, parece atropellado y fortuito en un metraje de apenas hora y diez minutos.
Uno de los aspectos más interesantes de la película de Laloux es el original y perturbador estilo visual a base de trazos sencillos y con un surrealismo desbordante. La animación corre a cargo del famoso artista Roland Topor, quien esboza un planeta agreste e incluso hostil, sensaciones realzadas por la singular banda sonora.
El planeta salvaje ofrece animación para adultos, con un desarrollo dramático y un planteamiento que invita a la reflexión. Los mensajes de fondo como la denuncia de la intolerancia o que el saber es poder están bien presentados, y a buen seguro podemos afirmar que la cinta deja un poso en el espectador.
Puntuación: 7
T.O.: La planète sauvage / Francia / 1973 / Dirección: René Laloux / Elenco: Animación / Género: Ciencia ficción / Duración: 73 minutos |
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