El coloso del avituallamiento Mercadona ha dado un paso más en su diabólico proyecto de conquistar el mundo. Tras imponer en sus locales unas bolsas de plástico transparentes y de ínfima calidad, ahora pretende cobrar a los clientes por semejante mierda de sacos. Cobrarles, pero con la publicidad impresa bien clarita en el centro de la puta bolsa. Otras empresas como Consum o El Corte Inglés pretenden adoptar la misma medida.
¿La excusa? La más barata de todas: el ecologismo. Anda, no me jodas. Si verdaderamente les preocupara no contaminar podrían hacer lo siguiente:
1) No imprimir publicidad en las bolsas, porque es un proceso contaminante.
2) No distribuir bolsas de plástico directamente.
Según parece, el Plan Nacional Integral de Residuos (PNIR) pretende que se reduzcan en un 50% las bolsas de plástico de un solo uso este año. ¡Quizá si las bolsas no fueran una mierda servirían para algo más que para tirar la basura (a veces ni eso)!
Pero no, hermanos, la verdadera razón de esta bellaquería inmunda es el vil metal, el dinero. Según Juan Roig, el cabestro de la secta mercadoniana, el cobro de dos céntimos de euro por cada bolsa a los señores clientes (que hasta hace cuatro días siempre tenían la razón) supondrá "un ahorro de 35 millones de euros anuales". Un ahorro, claro, como si hasta ahora regalasen las bolsas. Si alguno de vosotros, hermanos, cree que el precio de las bolsas no estaba incluido en el precio de los alimentos entonces debería ir a buscar fuegos fatuos al Coliseo de Roma.
Ea pues, se trata de otra práctica más para estafar de mala manera al consumidor. Es cuestión de tiempo que haya que pagar para poder utilizar un carro de la compra, para poder entrar a los supermercados o incluso para poder echar un buen truño en sus escusados.
De todos modos, he de confesar que en un armario tengo tantas bolsas embutidas que si lo abro se me llenaría toda la caverna de plástico y podría retozar alegremente como la gilipollas de la foto:
Finalizo esta invectiva citando a la sabia Powers, que en una sola frase fue capaz de explicar la crisis mundial: "la Bolsa se ha roto y se están saliendo los dineros". Oh, Brito santo, cuánta sapiencia atesora la tercera edad.
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