jueves, 16 de junio de 2011

La especie humana, en vías de extinción

Advertencia: antes de acusarme de sensacionalista, incendiario o incluso jardinero de plantas de plástico, he de recordaros lo despreciables que sois, sacos de mierda con patas. Una vez dejado claro quién es el prospectur de los males del mundo, ya podemos proseguir.

Hermanos, la raza humana se encuentra en un evidente período de extinción. Muchos son los síntomas de ello, mas pocas son las posibilidades de salvación. A diario conocemos sucesos y evidencias científicas que confirman este diagnóstico funesto.

El tiempo se agota, oh hermanos.

Empezaremos hablando de la esterilidad. La edad cada vez mayor de las mujeres que pretenden dar a luz, la cada vez peor calidad del líquido seminal son las principales causas de esto. La edad biológica humana para tener hijos es entre 20 y 30 años, y en la actuliadad las mujeres los intentan tener entre 30 y 40. Por otro lado, si en 1985 la media era de 100 millones de espermatozoides/ml, ahora es de 20 millones (incluso se habla de reducir la media a los 15). Con unos gametos de tan bajo calibre, y teniendo en cuenta que la tendencia es a peor, el futuro de la especie humana es bastante tenebroso.

Relacionada con la esterilidad, tenemos la fertilidad. Las actuales pautas vitales promueven una progenie cada vez más reducida. En cuanto los países subdesarrollados "se civilicen", empezará la cuenta atrás en la cantidad de población mundial.

Y es que no es de extrañar que las posibilidades de concebir vástagos hayan menguado si tenemos en cuenta el auténtico trastorno del atractivo sexual de los humanos. Según el canon de belleza actual, las mujeres ideales son esmirriadas y por tanto poco capaces de parir, mientras que los hombres ideales son afeminados. Para ejemplificar esto, pensemos que ahora a las chavalas les gusta el andrógino Justin Bieber. Triste historia la de los genes, hermanos, pues ahora mismo los menos dotados físicamente son los que más opciones tienen de participar en el proceso de reproducción.

¿Pero qué está pasando?

A todas estas deficiencias, sumemos la gran variedad de enfermedades venéreas sin cura que circulan por la vasta Tierra. Cada vez son más numerosos los casos de infección por el sida, y la solución que propone la Organización Mundial de Salud a este fatal problema es el preservativo, cuya eficacia en caso de transmisión de enfermedades venéreas es de sólo un 80%. Estamos condenados.

El 70% de los alimentos de los supermercados son alterados genéticamente, y las pocas investigaciones que las grandes empresas no han logrado boicotear apuntan a que ciertos aparatos electrónicos podrían producir cáncer.

El sistema está corrupto, caballeros, nos están envenenando sin escrúpulo alguno. Y luego dirán que todas estas evidencias del amargo final no son más que mixtificaciones. No hay más ciego... que el que no tiene ojos (¿?).


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