"Solo sé que no se nada". Pues ya sabes algo, imbécil. A menudo se califica a Sócrates como uno de los mayores pensadores de la historia de la Humanidad. Sócrates, ese buhonero que pervirtió a tantos jóvenes helenos. El caso más claro de su influencia maligna se dio en Platón, merluzo a quien ya dedicamos un escrito.
Empezaremos por citar otra de sus frases más célebres: "La verdadera sabiduría está en reconocer la propia ignorancia". Pues no, fósil, la verdadera sabiduría está en tratar de incrementarla, no en resignarse y tocarse los genitales sin dar un palo al agua. Cómo se nota que los atenienses no trabajaban y explotaban a sus esclavos.
Pero si hay algo que me enfurece profundamente es que llamen a Sócrates "maestro". Maestro, ni más ni menos. Pues vaya una mierda de maestro, porque no enseñaba nada. Se limitaba a preguntar a sus discípulos como un puto loquero y ellos hacían el trabajo sucio. Luego, claro, si alguno de sus pobres adláteres tenía una idea brillante se la apropiaba sin el menor escrúpulo. Así se forja una leyenda, oh hermanos.
Semejante cabezón es pura apariencia. Estaba más hueco que las arcas de Liberia. |
Recordemos también que otro de los hechos más rememorados de nuestro bien amado Sócrates (mal rayo le parta) es que no dejó ninguna obra escrita. Según él, esto era a que cada uno debía desarrollar sus propias ideas. Pues fijaos si le hicieron caso sus discípulos que escribieron todas las bobadas que recordaron haberle oído pronunciar. El caso es que el amigo no entendió que para desarrollar ideas resulta muy útil conocer otras ideas preexistentes.
Pero donde vemos su completa hipocresía es en sus contradicciones. ¿Cómo se puede estar en contra del relativismo y afirmar al mismo tiempo que no sabía nada? Completamente absurdo, oh ciudadanos. Desde luego es comprensible que su esposa Jantipa le tratase peor que a un perro vagabundo.
Ilustración de Jantipa vaciando un orinal sobre Sócrates. Pobre diablo. |
Otro aspecto que me gustaría sacar a relucir es la verdadera razón por la que fue juzgado y condenado a muerte. Los tentáculos podridos de su influencia motivaron que dos de sus discípulos se convirtieran en tiranos que atentaron contra la libertad de Atenas. Esto no os lo contará Platón, más botarate y farsante que su propio maestro, ni sus amiguitos (de hecho se contradicen entre ellos, jojojo).
Con semejante historial, lo mejor que podía hacer Sócrates era largarse de este mundo por la vía rápida. Y eso hizo, metiéndose cicuta en el organismo obligado por un noble verdugo. Probablemente fue la acción más sensata y beneficiosa para la sociedad que realizó en su luenga vida, y esto puede considerarse una muestra de que siempre hay opción de redención, aunque sea en el último instante vital.
Y pensar que hicieron falta más de mil años para pasar del "Sólo sé que no sé nada" socrático al "Sólo sé que existo" cartesiano, que como sabemos es una falacia. Vaya una raza ignorante la humana.
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