Finalmente el espíritu weinoriano inspiró a los Dallas Mavericks, que lograron su primer anillo en unos 'playoffs' memorables. Como había previsto, si existe algún equipo capaz de resistir el despliegue físico de los Heat ése son los Mavs.
La tónica en casi todos los partidos de esta final ha sido la remontada de los tejanos merced a las grandes actuaciones de Nowitzki, Terry y compañía. En los últimos cuartos se vio qué jugadores necesitan madurar (véase LeBron James y sus absurdas actuaciones) y qué otros han alcanzado la cima de su carrera (véase el germano Robin Hood).
Y el último partido, que supuso el definitivo 4-2, no pudo desarrollarse de una mejor manera. Cuando peor estuvo Nowitzki (que llegó a acertar un solo tiro de campo de 12 intentos en la primera mitad), mejor estuvieron sus compañeros. Todos. Desde el optimista Terry al correoso Barea. Y ya en la segunda parte regresó el Dirk que todos conocemos, y que se consagró como el MVP.
Ignoramos si el tatuaje de Terry, la fiebre de Nowitzki o el hipotético pasaporte del "leonés" o el gafe de Dampier han sido el factor determinante en esta temporada de ensueño, pero lo que sí sabemos con certeza es que esta fotografía vale su peso en oro (teniendo en cuenta que es digital...):
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