miércoles, 18 de noviembre de 2015

Larga vida al rol

Pillars of Eternity


Historia

No hay videojuego más absorbente y adictivo que uno de rol bien hecho. Y tras una temporada al borde de la desaparición por problemas financieros, Obsidian Entertainment decidió apostar por un título de estas características. Su último proyecto era un todo o nada que marcaría la desaparición o un nuevo comienzo de una compañía longeva y con un buen legado.

El público respondió con casi cuatro millones de dólares de micromecenazgo, de modo que Obsidian pudo lanzar su órdago en marzo del presente año. Se puede afirmar que Pillars of Eternity superó las expectativas y asentó un nuevo clásico siguiendo la senda de Baldur's Gate y otras obras del olimpo de los juegos de rol.

Un RPG de lo más clásico.

Érase una vez...


El extenso trasfondo de Pillars of Eternity nos emplaza en la heterogénea región de Eora, inmersa en una crisis fruto de una enfermedad que afecta a los recién nacidos. En esta peliaguda situación afloran los enfrentamientos entre facciones políticas, cultos y razas. Por si fuera poco, se produce una gran controversia en torno a la animancia, ciencia en boga que estudia y manipula las almas de los muertos.

Nosotros llegamos a estas tierras y tendremos que labrar nuestra propia historia. Pronto nos convertiremos en un personaje de leyenda que intervendrá en todos los conflictos e inclinará la balanza en uno u otro sentido. Sumergirse en este universo es tan fácil como fascinante, y su complejidad no dejará de sorprendernos.

Diseñando al protagonista.

Textos, textos y más textos.


Jugabilidad

Con el ratón y un puñado de atajos de teclado dirigiremos un grupo de hasta seis personajes. Al protagonista lo diseñamos con mucho detalle al inicio de la partida, escogiendo sexo, raza, clase (luchador, bárbaro, hechicero, explorador, etc.) y sus atributos. Todas características no sólo afectan al combate, sino que activan vías alternativas en misiones.

El sistema es el clásico de mazmorras en el que vamos 'limpiando' de enemigos escenarios interconectados. Explorando un poco descubriremos cavernas pobladas por osos, ruinas llenas de trampas, campamentos de bandidos o grutas con tesoros ocultos, además de una amplísima cantidad de misiones secundarias con sus ramificaciones que enriquecen la campaña principal.

El juego es libre y abierto, escogiendo el jugador en todo momento cuándo abordar las tramas que se van acumulando en el libro de misiones. La resolución de estas tareas es la que proporciona más experiencia y permite evolucionar a nuestros personajes, que también pueden cocinar y hechizar objetos.

Un inventario extenso.

Conviene aprovechar las estrecheces del terreno.


La lucha es uno de los cimientos fundamentales de Pillars of Eternity, y se desarrolla con una ejemplar mecánica de combates en tiempo real que se pueden pausar a placer para reorganizar las fuerzas. Resulta fundamental el trabajo en equipo de los héroes y el aprovechamiento de sus habilidades especiales. Para preparar tácticas conviene hacer uso del sigilo y sorprender al enemigo con una formación ya dispuesta.

La vida de los personajes se mide a través de la resistencia y la salud. La primera consiste en el daño recibido en combate, que se restaura al final del mismo y ocasiona desmayos cuando se agota; la segunda va menguando a medida que se acumula fatiga hasta que pernoctamos en posadas o encendemos una hoguera. Si la salud llega a acero, los personajes mueren (o resultan mutilados en los niveles más bajos de dificultad).

Un extenso inventario permite equipar a nuestros muchachos con armaduras, amuletos y armas (espadas, lanzas, trabucos, varas mágicas, arcos, etc.), estas últimas susceptibles de ser cambiadas incluso en medio de la lucha. El dinero nunca será un problema dado que podemos despojar a los muertos de sus pertenencias y venderlas en tiendas.

El territorio de Eora está salpicado de conflictos.

Tétrico como pocos videojuegos.


El sistema de diálogos es otra de las bases del título. Líneas de texto muy densas se suceden y encaminan las misiones en un sentido determinado según nuestras elecciones. Uno de los rasgos más atractivos de Pillars of Eternity es la intervención completamente personalizada de los personajes en los diálogos, replicándose unos a otros y alterando la historia según sus cualidades.

Cada escenario cuenta con atajos y vías alternativas que precisan de materiales como cuerdas, picos, cinceles o ganchos. Desplazarse entre las distintas localizaciones de Eora, por su parte, tiene su coste en tiempo y fatiga. Uno de los lugares más interesantes es una fortaleza de la que tomamos posesión  y vamos implementando mejoras. A este baluarte, sin embargo, se le podría haber sacado un partido que fuera más allá de un simple refugio.

La dificultad no es, como nos podemos imaginar, reducida. La fuerza de algunos jefes finales es descomunal. Para evitar frustraciones lo mejor es ir ganando experiencia hasta que nuestro equipo pueda hacer frente a cualquier amenaza. En cualquier caso es lo suficientemente accesible para jugadores que se inician en el rol. La duración es extraordinaria también, de unas sesenta horas como mínimo.

Formidables bestias se interpondrán en nuestro camino.

El juego está compuesto de multitud de pequeños escenarios.


Cuestiones técnicas

El diseño artístico del que hace gala Obsidian es excelente. Una cámara lejana enfoca hermosos entornos en 2D en los que se aprecia ese mundo medieval, decadente y mágico. Los escenarios no son muy grandes, pero sí rebosan de detalle y presentan ciclo día-noche. Pequeñas aldeas desperdigadas, abigarradas ciudades de piedra, mazmorras que se penetran hacia el interior de la tierra de forma ilimitada, ruinas abandonadas...  Jugar a Pillars of Eternity es trasladarse a otro lugar, en parte gracias a lo visual.

Cierto que no hay escenas cinemáticas trabajadas, pero la animación y el modelado de criaturas y personajes son muy buenos. En ocasiones veremos introducciones en forma de páginas amarillentas de un libro viejo rebosantes de texto. Todo son detalles enfocados a la ambientación, combinada con unas interfaces claras y nada invasivas.

La magia y lo metafísico son elementos importantes.

Nuestro baluarte, con sus distintas dependencias.


A nivel sonoro sobresalen las voces en inglés, acompañadas siempre de texto en castellano. La banda sonora se amolda al espíritu aventurero y épico y evita hacerse repetitiva pese a la larga jugabilidad del título.


Conclusión

Casi redondo, Pillars of Eternity recupera una esencia que se echaba en falta. Frente a su libertad de acción, la complejidad de sus tramas, su ambientación envolvente y su  atractivo sistema de lucha sólo se puede criticar que los diálogos se hagan pesados... superadas las cincuenta horas de juego. El mejor RPG en años.


Puntuación: 9,5

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