Hermanos, esta inquietante frase del estafador Platón me ha llevado a realizar una breve reflexión sobre la senectud. Seguramente a Séneca no le hacía gracia que le llamaren viejales desde que nació, pero esas cosas pasan cuando uno no se elige su propio nombre. Entre eso y la cara de estreñido que se gastaba, no me extraña que fuera de cínico por la vida. Consejo para navegantes: rebautizaos a vosotros mismos; consejo para caminantes: fuera de mi camino, que llevo prisa.
Hay viejos que no saben mantener la compostura, y claro, así no hay quien pueda soportarlos. Llegados a cierto punto, a la pípol le entran ganas de jugar al GTA en plena ciudad, como es el caso del semidios y jugador de balompié en el Valencia C.F. a tiempo parcial Miguel Brito. El pobre hombre vio a un par de viejales cruzar a mitad de calle sin paso de peatones ni nada y a ritmo de caracol, y claro, se le encendió la alarma a lo Kill Bill. Consiguió un combo de 200 puntos por arrollar a dos fósiles pseudomóviles denominadas ancianas, pero luego se maquilló la historia diciendo que había sido un accidente, que la furgoneta de delante había frenado bruscamente y el dio un volantazo para no pegársela, etc. De cualquier forma, bien hecho, San Miguel.
Al margen de esta chusma viejuna, también encontramos personas ancianas realmente venerables. Sólo hay que mencionar el nombre de Anthony Hopkins (72 años en la Tierra, anteriormente 1.500 en el Cielo, de donde proviene) para que el personal realice una reverencia involuntaria. Además, por ahí hay un grupo fugitivo del geriátrico que se dedica a hacer vídeos como el que os mostraré a continuación:
Esta maravilla del Mundo Contemporáneo refuta el dicho masónico: "Los niños que juegan a ser viejos hacen gracia; los viejos que juegan a ser niños dan pena". Sólo un Ma-sonao el teléfono sería capaz de pronunciar esta bellaquería inmunda. A propósito, mi abuela se mantiene tan en forma que se sube a su escalera todo el día porque le gustan las alturas. Desde luego, hay buenos genes en la familia Weinor.
Mencionaré una de las citas más interesantes sobre la ancianidad, obra del incombustible Quevedo: "Todos deseamos llegar a viejos; y todos negamos que hemos llegado."
Al margen de estos episodios seniles, debemos hacer referencia a la vergonzante e inaudita eliminación de los Dallas Mavericks en los playoffs. La absoluta incompetencia del árbitro en el último partido, en el que señaló varios fueras de juego inexistentes, impuso un stop and go a Jason Terry, no pitó tres penaltis claros, anuló los cuatro ensayos y siete drops de Nowitzki y se abstuvo de expulsar a Ginóbili el karateka condujeron a una de las mayores catástrofes de la temporada, junto con la lesión del himalayo Yao Ming. Afortunadamente, Nash y compañía ya están propinando un buen repaso a los infames Spurs. En el resto de partidos no ha habido muchas sorpresas: los Lakers están aplastando a los mormones de Utah, los Magic tienen intención de marcarse otro 4-0 ante los de Atlanta y los Celtics sueñan con ganar otro partidito antes de irse a casa. Desde este momento, la simpatía weinoriana se decanta por los Phoenix Suns.
PD: Si alguien ha visto a Diana (mi sombra) que me avise. Yo no sé qué pasa que por la noche se larga sin avisar dejándome a merced de mis enemigos. Menos mal que puedo reírme con cosas como esta: "De allí subió [Eliseo] a Betel. Iba subiendo por el camino, cuando unos niños pequeños salieron de la ciudad y se burlaban de él diciendo: "¡Sube, calvo, sube, calvo!" Él se volvió, los vio y los maldijo en nombre de Yahveh. Salieron dos osos del bosque y destrozaron a cuarenta y dos de ellos." (2 R 2, 23-24)
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