viernes, 2 de abril de 2010

Desde mi trono de marfil

Hermanos, aquí el Reverendo Weinor se halla en el lecho de muerte. Bueno, quizá no sea muy exacta esta afirmación. Mejor sería decir que no puedo estar apartado del váter, la taza de té más célebre de todos los tiempos. Al margen de la gastroenteritis que fustiga mis tripas, lo que más me ha turbado en el día de hoy ha sido una furtiva llamada telefónica a las 16:39 horas. Tras sumir mi televisor en un silencio sepulcral (¡con lo interesante que estaba el documental!), contemplo que el número del malhechor que me está llamando es 246, simplemente 246.

Aunque soy consciente de que debería haber dejado a mi aparato vibrando (yo nunca activo el sonido, pues en la Caverna debe reinar el silencio) sobre la mesa, la tentación satánica me ha vencido y he decidido atender la llamada. Es entonces cuando una guarra sudamericana me ha empezado a dar la brasa sobre una mierda de ofertas de viajes a un ritmo de siete palabras por segundo. Lo más curioso es que la muy hija de puta se preguntaba y se respondía a sí misma ("¿Sí?"), alargando la agonía de escucharle hasta varios minutos y atropellándose en sus propias cagadas. Lo único que he entendido es que "sólo" tendría que pagar 49 euros si quería aceptar la oferta. ¿49 euros? ¿Pero de dónde sacan a estos pelagatos? ¿En serio te habías creído, zorra desinflada, que te iba a dar 50 aurelios así por las buenas, timadora del cuesco, ramera de Babilonia? Y la cabrona venga a darle al palique, así que no he podido hacer nada más que colgarle a mitad de discurso. Si mis principios no me hubiesen sujetado, le habría pegado un bramido y le había dicho lo requetechapero que era su abuelo.



Detesto las llamadas del Averno, sobre todo si provienen de la puta de Aviñón. Hace un mes, un zanguango me llamó, y apenas le di al botón verde ya estaba el muy soplapollas renegando como un subnormal en lata diciendo que yo lo había llamado. El muy mamarracho quería que le proporcionase explicaciones por mi llamada, y obviamente le colgué (aunque más colgado no se podía estar). Sospecho que el tarugo tendría el zolocotroco como la piedra después de ver Bambi y decidió desahogarse llamando a un desconocido. Maldito zángano, si estás leyendo esto, que sepas que por mucho que te esforzaras no lograste camuflar tu voz de pervertido ávido de carne joven. Vade retro, Satana! "Nunca me sugieras cosas vanas, maldad es lo que brindas, bebe tú mismo el veneno", como dice la oración.

Y todo este cúmulo de desatinos llega envuelto con una dolorosa noticia: los Mavericks están al borde del abismo. Como veis en el cuadro, hay más de una sorpresa. Los de Oklahoma, Utah y Milwaukee intentan dar la patada a los grandes, mientras Phoenix se defiende como puede de los de Portland. Por su parte, continúa el desfile de los Cavaliers, los Magic y los Celtics.


Finalizo este post con un versículo masónico que me ha revuelto las tripas todavía más. Si consigues recitarlo en voz alta y clara sin equivocarte, enhorabuena, eres un Homo Sapiens: "El pueblo de Parangaricutirimícuaro se va a desparangaricutirimicuarizar. Quien logre desparangaricutirimicuarizarlo gran desparangaricutirimicuarizador será."
A la espera de reponerse, se despide el camarada Weinor desde su trono de marfil.

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