20:43 horas. Después de un fatigoso día, el Reverendo Weinor se dispone a retornar a su guarida. Fatídicamente, vuestro hermano ha de recurrir a ese demoníaco medio de transporte que es el autobús. Y digo fatídicamente porque en cada viaje tengo la oportunidad de contemplar un espectáculo bochornoso.
En esta ocasión, el autobús estaba ocupado solamente por el conductor, una silente joven, la protagonista del esperpento y vuestro Reverendo Weinor. La protagonista de la lamentable secuencia tendría unos 40 años (las drogas le alargaban la edad aparente), y cuando subió al vehículo, en la siguiente parada éste se detuvo. La sentencia del conductor, “vamos a hacer una pausa”, vino acompañada de un bufido y unas amenazantes palabras de “¿Que qué? ¿De cuánto tiempo?”. “Diez minutos”, respondió el chófer abandonando el autobús. “Jjjoderrr. ¿Diez minutos? Esto es la polla, vaya puta mierda”.
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Es Mi Tortura, oh hermanos.
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