Intocable
Oh, hermanos, no penséis que el título de este post se corresponde con mi persona. ¡Nada más lejos de la verdad! Aunque ya hablaremos de mis barbas en otra ocasión. Recientemente he visionado Intocable, película dirigida por Olivier Nakache y Eric Toledano que en las taquillas de Francia y otros países europeos ha causado verdadero furor.
Driss (Omar Sy) y Philippe (François Cluzet), protagonistas del filme. |
Si hay dos cosas que tienen los franceses son que no saben hablar y que hacen buenas películas. Todos los años hay un par de películas del país del cguasán dignas de mención, especialmente si hablamos de comedias.
Éste es precisamente el caso de la cinta que nos ocupa hoy, de la que no puedo contar gran cosa porque, al fin y al cabo, no soy uno de esos chaperos que van jodiendo las tramas de los filmes a los demás. Sólo puedo decir que me he reído como una hiena drogada desde el principio hasta el término de la proyección (pardiez, no es una exageración), y eso es realmente una empresa difícil de lograr dado mi estoicismo.
Aparte de las estruendosas carcajadas, fruto de comparar las visiones de la vida de los dos protagonistas (la escena de la ópera es mítica), Intocable transmite un gran humanismo y unas tremendas ganas de vivir. Porque es una película irreverente y muy hilarante, pero de ningún modo se descuida el dramatismo.
Y qué maravillosa es la amistad.
Aparte de las estruendosas carcajadas, fruto de comparar las visiones de la vida de los dos protagonistas (la escena de la ópera es mítica), Intocable transmite un gran humanismo y unas tremendas ganas de vivir. Porque es una película irreverente y muy hilarante, pero de ningún modo se descuida el dramatismo.
Y qué maravillosa es la amistad.
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