sábado, 9 de abril de 2011

El Rey León, factoría de la perfidia infantil

Recientemente visualicé El Rey León, película que sin duda muchos de vosotros, oh hermanos, habréis tenido la desgracia de sufrir en reiteradas ocasiones. Quizá el filme en cuestión pueda parecer entretenido, imaginativo, etc. Dejando al margen que es un plagio, esta supuesta obra maestra de la animación contiene y transmite una serie de valores morales completamente sediciosos.

Primero haremos un breve intermedio para hallar este mensaje subliminal en los primeros segundos de la cinta:



Y ahora iremos punto por punto:

-Despotismo. Básicamente, en la película se defiende como sistema ideal una monarquía tiránica ejercida por un león. Las hienas, republicanas y quizá anarquistas, son presentadas como las malas, mientras que los leones, partidarios del régimen descrito, son los buenos. El posterior golpe de Estado es visto como un hecho heroico y necesario. La letra de la canción del futuro monarca no tiene precio.

-Matrimonio concertado. Con vistas a la unión del clan de los leones, los matrimonios son preparados desde edades tempranas. Los individuos, lejos de rebelarse contra esta bárbara costumbre, la practican de buen grado.

-Sistema de castas. Al parecer, tan sólo los leones conforman la aristocracia o corte, mientras que el resto de especies animales carecen de cualquier tipo de influencia política.

-Racismo. Las hienas son discriminadas simplemente por su naturaleza. A lo largo del filme escuchamos varios improperios dirigidos a estos animales. Los rasgos moriscos del león malo contribuyen a pervertir la mente de los niños.

-Xenofobia. Con el nuevo régimen, las hienas se integran en la sociedad. Pero los leones rechazan de pleno esta situación clamando "las hienas han tomado el reino". Clara muestra de xenofobia hacia estos pobres seres, antes marginados en un cementerio de elefantes.

-Fanatismo religioso. El rey lo es "por la gracia de Dios", y sus súbditos le prestan culto. Las estrellas son los antepasados de los leones (dogmas sectarios). El mandril representa el poder eclesiástico. Al establecerse el nuevo régimen, este poder queda relegado y el primate pierde su estatus. Entonces se retira a la jungla y manipula a Simba incitándolo a que dé un golpe de Estado que le devuelva su posición en la sociedad.

-Sadismo. Escenas como la de Simba y su padre haciendo un "guaca mole", esto es, cazando topos por puro placer, manifiestan el sadismo de esta sociedad. A destacar los continuos juegos violentos entre los personajes, cuando no directamente palizas gratuitas.

-Mofa de los disminuidos mentales. Especialmente lamentable es la continua burla que se hace de la hiena discapacitada, a la que incluso varios personajes someten a una continua violencia.

-Sexismo. Al parecer, las féminas carecen de un papel social relevante. Al fallecer el padre de Simba, su madre ni reina ni pinta un comino. Simplemente se limita a trabajar como una esclava cazando.

Una vez analizado el fondo moral de esta perniciosa obra, dudo mucho de que deba seguir mostrándose a los infantes que en un futuro no muy lejano dirigirán el mundo. Quizá la perversa mentalidad de Walt Disney haya influido en gran medida las generaciones actuales, provocando el caos reinante de nuestros días.

2 comentarios:

  1. 0 insolentes comentarios: pues aquí amigo mío, tienes uno que no es nada insolente.
    En primer lugar, señor magistrado, quisiera aclarar gratamente que como hace muchas décadas de mi imperiosa e inmortal vida que no me uno a vuestros comentarios racistas y descerebrados, impúdicos e indecentes, retomo el hilo de la cuestión señalando que coincido -tan solo en parte- con vuestras sincera aunque amarga opinión. De hecho, creo que en mis largos años de vida tan sólo me he visto ante semejante truñamen una vez, y ya me pareció que había algo raro en tan sórdido montaje para infantes incultos. Sin embargo, como fiel seguidor del manga/anime japonés, decir quisiera que es bastante probable que esa supuesta "obra maestra" haya surgido de la mente de un (con perdón, y reitero textualmente en uno de mis artículos tan famosos: Les Frères Heureux)
    "rey león, eres una puta mierda, no me convences" dicho esto, quisiera decirle que no sólo es la bazofia de película esta la consecuencia de los males que infectan como un cáncer la juventud de hoy en día, hay males más inmediatos que hay que conseguir extinguir:
    http://www.cadenaser.com/recorte/20110205csrcsrcul_7/XLCO/Ies/Rita-Barbera-baston-mando.jpg
    A pesar de esto, querido amigo mío, difundir mi palabra quisiera por toda la word wide web y decir que no sometan a sus hijos, primerizos padres a tales vejaciones propias del cine de "Walt Dianey" porque sus hijos de vengarán cuando sean mayores, poníendo en sus copitas de vino unos pocos laxantes por sufrir tales impúrias.
    Finalmente, y a modo de conclusión, quisiera reiterar "a grosso modo" que tus últimos posts (sin ánimo de ofender) son bastante mamosas al principio, pero luego se vuelven ácidas y escandalosamente efímeras. Así que, te daré un consejo pillastre: deja de lado ése periodismo barato y dale por culo al jefe hasta que le cuelgen las pelotas.
    PS: disculpen mi vocabulario.
    Buenas noches, y suerte con tu carrera.
    PS2: Phaaaaa!!!
    Si necesitas algo de mí, ya sabes donde encontrarme, sumido en la oscuridad y el dolor.
    PS3: play station3, VIVA DOGVILLE. Apostando por la 3ª parte.

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  2. Hermano, ya sabes que tu opinión es recibida en mi cueva como ñorda de pájaro en primavera. Sin duda soy consciente de tu perspicacia para detectar la abyecta manipulación de Gualt Frisby, lo que no voy a consentirte es que te permitas el lujo cartujo de ir impartiendo tu Buena Nueva en formato "consejos party-festival".

    Nada me complace más que refutar ese supuesto "saber popular", que en el fondo no son más que patrañas difundidas para mantener al rebaño dentro del redil. Verbigracia: "de donde no hay no se puede sacar"; pues eso es que no me han visto sentadito en el trono. Yo expulso todos mis diablos y los de mis familiares próximos (ay bonsái, bonsái).

    Confío en haberte expuesto apropiadamente el dilema de Hohenzollern ("em rasque el nas i em fa mal l'ouera").

    Amén.

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