Hermanos, tras arduas jornadas de trabajos forzados, el reverendo Weinor ha culminado el trasvase total de su saber a esta nueva cueva. Los lectores de la saga Hijos de la Tierra sabrán cúan necesario es, en ocasiones, emigrar de la propia caverna para medrar en esta pútrida sociedad y conseguir así el disfrute de un pantagruélico festín. Espero que no se extravien mis lectores (los pocos que tengo, oh infame competencia) y no permanezcan atascados en la anterior gruta del amor.
Dicho esto, brindemos por la zozobra de los buques y por los bienes de los duques. Kippis!
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