Sí, desesperación, eso es. Ya esto más que harto de que en la F1 no corra el ídolo de masas Takuma Sato. Este deporte está lleno de pilotos mediocres (Buemi, Alguersuari, Bourdais, Badoer... la lista es larga) que han tenido oportunidades y no por la calidad de su pilotaje, sino por el dinero que pagan a sus respectivas escuderías. Sí, exacto, un soborno en toda regla: yo te pago tanto dinero y tú me dejas correr. Qué triste.
Como he dicho al principio, maestros al volante de la talla de Taku tienen que ver las carreras desde su casa. Y todo por la dichosa pasta. Pero a la larga privarnos de este mago de las carreras es perjudicial, pues la gente se aburre. A todo el mundo le gusta contemplar como un piloto poseído por el diablo intenta adelantamientos imposibles (con los consiguientes tortazos) y ver alegrarse a un equipo como si hubiera ganado un campeonato cuando consigue tres puntos. Y ésa es la magia de Takuma Sato. Este genio de la velocidad fue capaz de puntuar en dos ocasiones en la temporada 2007 con el peor coche de la parrilla, Super-Aguri. Quedó 8º y 6º, con adelantamentos incluídos a gente de la talla de Massa, Räikkönen y Alonso. Y así se lo pagan: el equipo quiebra y le echan a la calle de una dolorosa patada.
El año que viene, según parece, habrá 14 equipos. Esperemos que alguna de esas 28 plazas sea ocupada por el Samurái. De lo contrario, se esperan reacciones violentas: Takuma correrá hacia el Pit-Lane en plena salida y le arrancará la cabeza (con casco incluído) al primer piloto que encuentre; acto seguido se introducirá en su monoplaza, e ignorando las malditas banderas negras conseguirá remontar hasta la primera posición. Sí, tal vez penséis que esto es sólo fruto de una mente enferma y enajenada, pero sabed que nuestro Ninja preferido espera, y, como cualquier divinidad, su paciencia tiene un límite.
Como el año que viene correrá en algún equipo, por ahora nos contentamos admirando sus hazañas en vídeos como el siguiente:
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