Al viejo estilo

El puente de los espías

Es una obviedad que con el paso del tiempo cambia la forma de hacer cine y el modo de consumirlo. Pero las películas antiguas, pese a las evoluciones narrativa y tecnológica, continúan a disposición de quien las quiera ver. La cuestión es si a día de hoy se puede producir cine de la misma forma que se hacía décadas atrás y que tenga buena acogida. Con El puente de los espías Steven Spielberg (La lista de Schindler, Salvar al soldado Ryan) lo intenta, y el resultado no está nada mal.

El filme se centra en James Donovan, un abogado de seguros neoyorquino que recibe el polémico encargo de defender a un presunto espía soviético en plena Guerra Fría. Pese al rechazo de toda la sociedad, incluso de su propia familia, Donovan se ve obligado a hacer todo lo posible para que el acusado tenga un juicio con garantías.

Un apacible abogado de seguros se ve envuelto en un lío tremendo.

Con aroma a cuento

Paddington

Hay un elemento imprescindible cuando se intenta adaptar una pieza literaria, y es captar su esencia más allá de localizaciones y tramas concretas. De nada sirve contar con los mejores recursos artísticos y técnicos si luego la película no sigue la misma filosofía de la obra original. 

Llevar a la gran pantalla a una celebridad de la literatura infantil no es tarea fácil, mucho menos si es la primera vez. El año pasado le sucedió al Oso Paddington, con millones de libros vendidos en todo el mundo. Su estampa es inconfundible, con un abrigo azul, un sombrero rojo y dentro de éste sándwich de mermelada "para las emergencias". El realizador británico Paul King fue el encargado de dirigir la película.

La gran ciudad desconcierta al pequeño oso cortés.

El mejor amigo del perro

Truman

En ocasiones la mejor forma de abordar un tema serio es la comedia. Dotar a un asunto grave del tono justo de ligereza evita caer en lo lacrimógeno y eclipsar el trasfondo. De esta forma se introduce Cesc Gay (En la ciudad, Una pistola en cada mano) en la cuestión del cáncer.

Después de unos años en Canadá, Tomás regresa a España para visitar a su amigo de la infancia Julián, al que le han diagnosticado un cáncer terminal. Julián, sin embargo, parece estar más preocupado por buscarle un nuevo hogar a su perro Truman que por su enfermedad.

Hasta el mastín es expresivo en sus miradas.

Los viajeros catetos se meten en la selva

Turistas

El concepto de turismo que exhiben algunas películas estadounidenses es, cuando menos, perturbador. A los europeos siempre los han pintado de excéntricos, pero la palma se la llevan los países en vías de desarrollo, cuyos moradores quedan retratados como xenófobos y delincuentes de la peor calaña. Turistas, (2006) dirigida por John Stockwell (En el filo de las olas, Inmersión letal), es una peripecia más de yankis en el extranjero.

Un grupo de turistas estadounidenses se adentra en Brasil para disfrutar de sus playas. El autobús en el que viajan sufre un aparatoso accidente, por lo que deberán aguardar un día para retomar su camino. Tras una noche de fiesta con los lugareños, algo empieza a perturbarles.

Sus vacaciones en Brasil no serán como ellos esperaban.