miércoles, 5 de marzo de 2014

Radiografía del mal

The Act of Killing


Es un hecho que los documentales llevan unos años experimentando un auge en la impredecible industria del cine. Cada vez son más las películas de este género que alcanzan la popularidad, prueba del interés del público por la realidad, además de la ficción. Últimamente ha sonado con fuerza la danesa The Act of Killing (2012), un insólito proyecto de memoria histórica. Joshua Oppenheimer y Christine Cynn, unos directores prácticamente desconocidos, son los responsables.

En 1965, el general Suharto tomó el poder en Indonesia tras un golpe de estado militar. Entonces se formaron escuadrones de la muerte encargados de aniquilar a los intelectuales, los hipotéticos comunistas y a los chinos por extensión. Entre 500.000 y dos millones de personas fueron asesinadas en un solo año por grupos paramilitares con la anuencia del nuevo régimen.

Los diálogos detrás de las cámaras son reveladores.


Medio siglo más tarde, Indonesia es un país corrupto hasta la médula. Los políticos sobornan a sus electores al tiempo que las mafias y las organizaciones paramilitares campan a sus anchas. Éste es el panorama que se encuentran los responsables del filme, que deciden elaborar su documental de una manera muy original: buscan a célebres asesinos de antaño y les propone rodar una película en la que tendrán que escenificar lo que hicieron cincuenta años atrás.

Estos hombres, convertidos en la actualidad en una guisa de héroes locales, aceptan la propuesta encantados, soñando con convertirse en estrellas de cine y confiando en que la cinta les sirva de propaganda. De esta manera, ellos mismos escenifican los crímenes cometidos e incluso interpretan a las víctimas. Un hombre autor de un millar de muertes explica cómo asfixiaban a la gente con un alambre atado a un poste. Otros comentan entre risas las violaciones y masacres perpetradas en una aldea.

La falsa película incluiría hasta momentos de musical.


Más interesante que estos detalles macabros son las conversaciones distendidas de los antiguos compañeros de armas entre escena y escena. Aparentemente recuerdan con orgullo lo que hicieron, pero en realidad tratan de escapar de la realidad con una felicidad fingida. Las fiestas y las drogas no dejan atrás las pesadillas y la terrible sensación de culpa que les carcome. Es más, algunos de ellos opinan que el gobierno debería disculparse con los descendientes de las víctimas y dar pasos hacia la reconciliación.

El rodaje de la falsa película contribuye a abrirles los ojos. Se observa su desconcierto y su pesar mientras intentan que sus hijas y nietos dejen de llorar después de una escena de asalto a una pueblecito en la que sus familiares interpretan a los aldeanos. También su desasosiego mientras fingen ser torturados en salas de interrogatorios.

Y es que estos verdugos son seres humanos, no bestias diabólicas. Tal vez esto sea lo más impactante de The act of killing, mostrar la verdadera cara del mal. Una sociedad que no sólo banaliza el acto de matar, sino que encima conmemora el exterminio, está formada de hombres de carne y hueso.



Las casi dos horas de metraje fluyen con buen ritmo, y por el camino se nos habla tanto del pasado como del presente del país asiático. Los vencedores de un conflicto lejano se mantienen en el poder, La situación es tan caótica que incluso se filma una extorsión a un comercio sin ningún temor a represalias por parte de la ley.

En definitiva, este arriesgado documental consigue retratar lo absurdo del comportamiento humano e invita a la reflexión con un planteamiento ciertamente sorprendente: que los propios criminales asuman sus deleznables actos y respondan ante sí mismos por ellos.


Puntuación: 8



T.O.: The Act of Killing / Dinamarca / 2012 / Dirección: Joshua Oppenheimer, Christine Cynn / Elenco: - / Género: Documental / Duración: 115 minutos

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