viernes, 25 de junio de 2010

Sensaciones contrapuestas, tómese una horchata

Hermanos, ayer viví uno de los momentos más sublimes de mi insulsa existencia. La selección japonesa logró imponerse a los vikingos daneses cómodamente (3-1, esto ni en Carrefour), proeza que le permite pasar a la ronda de octavos. Quedó demostrada así la desfachatez y poca profesionalidad de todos esos mamarrachos autodesignados "expertos" que auguraban una paupérrima actuación del combinado nipón en este Mundial de Balompié (®). Por ejemplo, recuerdo haber leído a los sabios de Marca (el Ku Klux Klan del deporte) decir que el objetivo del equipo del Señor Okada era simplemente ganar un partido. ¡Necios!

domingo, 20 de junio de 2010

Algo pasa en Sudáfrica

Hermanos, desde hace unos días el mundo se ha paralizado. No hay día en el que los noticiarios no nos den la brasa con las andanzas (por ahora tropiezos) de "la Roja" (ya basta de repetir lo mismo siempre, que en el diccionarios hay muchas palabras). Según parece, el acontecimiento más importante que está sucediendo en el globo terráqueo es que 22 individuos en calzoncillos persiguen un pedazo de cuero. Obviamente, el reverendo Weinor no ha dejado de ejercer su labor de observador y analista, e incluso se ha decantado por una selección. Hermanos, os comunico que el espíritu weinoriano ofrece su apoyo (psicológico, que no económico) al equipo de Japón.

domingo, 6 de junio de 2010

Brujas en el súper

Hermanos, de nuevo he de empezar la disertación de cada post refiriendo cierta situación que ha tenido lugar en una de esas morgues del arco iris llamadas Mercadona. En este caso, yo me hallaba guardando cola para efectuar la compra de mi avituallamiento (no sólo de pan vive el hombre, también de horchata). A propósito, he de prestar testamento de esos dos certeros enunciados del código de Hammurabi: “La fila de al lado siempre va más rápido” y “No vale la pena cambiarse de fila, la otra es siempre más rápida”. Bueno, como decía, yo estaba esperando mi turno, cuando detrás de mí escucho a dos furcias darle al palique. Mi olfato me indicó que eran argentinas (y el enervante acento de su parloteo me lo confirmó), por lo que, como supondréis, el 50% de las palabras que utilizaban eran “boludo”, “pelotudo” y curiosamente “darle trompadas”.