viernes, 8 de noviembre de 2013

Los mentirosos corren más que los cojos

La vida de nadie


Siempre he considerado al drama familiar como uno de los subgéneros cinematográficos más sorprendentes. Sin grandes pretensiones, el retrato de una familia corriente de clase media permite desplegar guiones inteligentes y actuaciones muy verosímiles. American Beauty o Revolutionary Road son capaces de diseccionar tanto las relaciones personales en el seno de un hogar como el funcionamiento de la sociedad.

La vida de nadie (2002) es una de estas películas, y probablemente la mejor del cineasta español Eduard Cortés (The Pelayos, ¡Atraco!). En ella, Emilio (José Coronado) tiene aparentemente una vida perfecta. Trabaja en el Banco de España. Cuenta con una esposa (Adriana Ozores) que le quiere y un hijo que le admira. Sus amigos y parientes les confían sus ahorros para invertirlos. Pero cuando Emilio conoce a Rosana (Marta Etura), una encantadora estudiante, todo empieza a tambalearse.

El personaje de Coronado parecía tener una vida normal.

Ya desde los primeros minutos se transmite la confianza de estar viendo una buena película. Pero más tarde se advierte que lo que aquí se relata no es una vivencia cotidiana, sino una singular historia digna de ser contada como anécdota.

El filme trata una de esas cuestiones que están siempre de actualidad: la mentira. La simulación constante del protagonista, enredado en una complicada trama de embustes y falsas apariencias, alcanza unas dimensiones insospechadas. El interés del espectador es atrapado cuando se va tirando del hilo a partir del descubrimiento de pequeñas incoherencias. No sobra ninguno de sus 103 minutos de duración, y el ritmo es una intensidad perfecta.

La aparente estabilidad de Emilio se desvanece tras conocer a Rosana.


Lo más increíble de La vida de nadie, por otra parte, es la empatía que se llega a entablar con un mentiroso compulsivo. Asqueado ante la existencia de una casta política repleta de hipócritas y oportunistas, lo último que se imagina uno es llegar a sentir compasión de un profesional del engaño. Sobrecoge saber, eso sí, que casos similares se han dado y se siguen dando en la vida real.

Las interpretaciones son todas magníficas, ya que Coronado, Ozores y una joven Etura construyen personajes veraces y sin excesos. El de Ozores, por ejemplo, se caracteriza por evitar la confrontación con la realidad, un rasgo presente en muchísimas personas. La dirección casi debutante de Cortés mantiene la intriga y la tensión hasta el conmovedor desenlace.



De los mejores largometrajes españoles del presente siglo. Sobrio y convincente, por comparación deja en evidencia la mediocridad del cine patrio. Todas las artes precisan de una herramienta indispensable para producir obras de buena calidad: el talento. En películas realistas como ésta se consigue una complicidad del espectador que los efectos especiales no dan. Con más cintas inteligentes y de bajo presupuesto como ésta y menos bodrios ruinosos, el cine español funcionaría mucho mejor.


Puntuación: 7



T.O.: La vida de nadie / España / 2002 / Dirección: Eduard Cortés / Elenco: José Coronado, Marta Etura, Adriana Ozores, Roberto Álvarez, Adrián Portugal / Género: Drama / Duración: 103 minutos

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