viernes, 21 de febrero de 2014

Terrible, y no en el buen sentido

Atrapados en Chernóbil


Si hubiese que señalar el género cinematográfico en el que la calidad media de las películas es más bajo, ése sería el de terror. Por cada buen filme de esta clase encontramos diez que son una auténtica porquería, con un argumento clonado y basados en el susto fácil. Atrapados en Chernóbil (2012) podría encuadrarse en esta última categoría.

Un grupo de turistas estadounidenses de vacaciones en Europa decide terminar su 'tour' con una visita a Kiev. En dicha ciudad contratan una visita a Prípiat, una población abandonada ubicada junto a la trágicamente conocida central nuclear de Chernóbil. Una vez allí, todo empieza a salir mal.

Sacándose fotos en la fúnebre ciudad como si fuese la Torre Eiffel.


El casi debutante Brad Parker dirige esta típica película de turistas yankis que van a un país semidesarrollado en busca de aventuras. Una chica sosa, el hermano sensato, el hermano inconsciente y una escotada joven de blonda cabellera conforman el grupo de turistas estadounidenses. A ellos se les suma una pareja de europeos, por supuesto mochileros, y el guía Yuri, el típico ex soldado soviético que viste chándal.

Los siete se cuelan en la zona afectada por la radiación como Pedro por su casa. Peor aún, no se les ocurre preguntar por la seguridad ("¿no pasa nada por estar aquí, respirar...?") hasta casi terminada la visita por la ciudad abandonada. La actitud de estos viajeros es de lo más indignante. Están de "jijí jajá" todo el tiempo e incluso se toman fotografías abrazaditos y sonriendo con el reactor que estalló de fondo.

Algo horrendo habrán visto, probablemente el guión de la película.


A partir del momento en que todo se tuerce, Atrapados en Chernóbil se torna de lo más predecible. Viendo la descripción anterior de los personajes, estoy seguro que cualquier lector puede precisar el orden en el que van a ir estirando la pata. Se repiten todos los tópicos de siempre: el vehículo que no arranca, la persona que se cae cuando cruza un puente inestable, la prolongación de la tensión antes del susto de turno, etc.

La cinta está rodada cámara al hombro, y a falta de 20 minutos se mueve tanto que provoca hasta dolor de cabeza. Los personajes van haciendo el idiota a través de parajes escasamente iluminados, y cuando se descubre lo que sucede realmente en Prípiat uno sólo puede indignarse. La falta de tacto con las víctimas de la catástrofe es aberrante.



En sus 82 minutos de metraje, la cinta no logra mantener el suspense pero tampoco aburre. Del terror propiamente dicho, mejor no hablar. Cualquier documental sobre el accidente nuclear de Chernóbil es más estremecedor que los predecibles sobresaltos del filme de Parker. Los efectos especiales, además, dejan bastante que desear.

Su visionado es pasable pese a su previsibilidad y sus incoherencias (gente que se olvida de hablar ucraniano en el momento preciso, osos que merodean por las plantas altas de los edificios...), pero todo se va al traste cuando la sensibilidad brilla por su ausencia.


Puntuación: 4



T.O.: Chernobyl Diaries / EE.UU. / 2012 / Dirección: Brad Parker / Elenco: Jesse McCartney, Jonathan Sadowski, Nathan Phillips, Olivia Dudley / Género: Terror / Duración: 82 minutos

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