miércoles, 9 de octubre de 2013

¡Agárralo, brother!

Hermanos, inauguro esta sección con Josué Yrion, uno de los personajes más grotescos que ha dado Internet en los últimos años. El tipo, que se autodenomina Doctor Yrion, es un pastor evangelista oriundo de Brasil. Perteneciente a la corriente del pentecostalismo, afirma haber ejercido de misionero en Japón (hehehe, en Nigeria aún se le espera) y por ello ser un gran conocedor de la cultura nipona y oriental en general.

Gracias a la televisión y en especial a Internet, Yrion ha alcanzado una gran fama, y sus perturbadoras ideas una gran difusión. Su histerismo gestual y su batiburrillo idiomático (portugués, español e inglés) aderezan pero no disimulan la majadería de sus palabras. Coincidiendo con la eclosión de los videojuegos en la década de los noventa, nuestro personaje alertó de los peligros de conducta y salud que acarreaba su adicción. Al grito de "mi pueblo se pierde por falta de conocimiento", el doctor brasileño trata de iluminarnos con los resultados de sus sesudas investigaciones.




El doctor Yrion sostiene haber estudiado los videojuegos, los perversos Pokémon y las horribles películas de Disney a lo largo de dos años. Luego se revela un estudiante poco aplicado al confundir Pokémon con Yu-Gi-Oh! o llamar "Nintendos" a los videojuegos de todas las plataformas, pero bueno, al fin y al cabo, el demonio es el demonio pese a sus múltiples disfraces. Porque de eso tratan sus discursos, de descubrir la presencia del maligno en los contenidos destinados al público infantil.

Es un deleite contemplar cómo esgrime noticias de periódicos sensacionalistas y cómo se inventa las barbaridades menos creíbles. Según él, cuando los niños jugaban a Pokémon brincaban hasta el techo y vomitaban una baba blanca, signos claros de posesión diabólica. En realidad el tipo se está refiriendo a la epilepsia fotosensitiva, pero siendo él Doctor para qué dudar de su diagnóstico.

Entiendo que títulos como Resident EvilDiablo o Doom le preocupen, pero de ahí a mantener que un niño que consiga hacerse con todos los Pokémon se convertirá en un criminal en potencia y apuñalará a sus padres mientras duermen (sic)... Mucho cuidado, esto no es cosa de broma: ocho años jugando videojuegos provocarán irremediablemente la aparición de un tumor cerebral.



Diversos testimonios demuestran sus palabras. Por ejemplo, en una ocasión fue a exorcizar a un niño que le gritó: "¡No me toques, Pokémon es mi maestro!". "Les dicen a los niños que cuantos más Pokémon tengan, mas poder tendrán", lamenta en otro de sus innumerables vídeos. Toda clase de accidentes fustigan a aquellos imprudentes que tienen cintas de Disney en sus casas en lugar de quemarlas. La documentación, por supuesto, es uno de los pilares en los que se asienta su pensamiento.

El gigante del entretenimiento Disney es asimismo una de las numerosas dianas de sus diatribas. Uno podría comprender que vituperara la bazofia que nos ofrece Disney hoy en día, pero lo que Yrion hace es criticar las películas clásicas, en las que advierte una predicación del satanismo, la hechicería y el ocultismo cuando menos alarmante. Ofrece estadísticas sacadas de enigmáticos estudios y nos revela que el 60% de los trabajadores de esta multinacional son homosexuales y que tienen un trato de favor en sus contratos laborales. ¡Que lo dice en el Cuore, oiga!

Nada escapa a su radar de detección maléfica y señala, entre otras muchas cosas, que Spiderman realiza un gesto satánico al lanzar la telaraña, o que Pikachu representa al dios de la reencarnación. "¿Cómo se llamaba el gato de la película Cenicienta?", pregunta compungido a un público entregado a la causa. Demonios, no quisiera imaginarme la infancia de aquellos que siguen sus consejos.



Hay quien tacha de farsante a Josué Yrion, y quien dice que sus mítines por toda América le deben de reportar un buen dinero. A mí me gustar creer que este tipo es un chiflado con letras mayúsculas que cree a pies juntillas los despropósitos que salen de sus labios. Últimamente no está muy activo, así que supongo que está examinando atentamente la proliferación de las nuevas tecnologías. Espero que nos ilustre pronto con sus conclusiones.

En cualquier caso, en la red circulan cientos de vídeos de larga duración en los que podemos observar la prueba de su demencia y reírnos como hienas drogadas. Su cruzada probablemente no logre imponerse, pero Weinor siempre dará voz a las minorías.

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