martes, 17 de febrero de 2015

Naufragio en las costas de Salamina

300: El origen de un imperio


Una de las películas más rompedoras de la pasada década fue 300, de Zack Snyder. Su estética de cómic, la exhibición de la violencia de la guerra y el regreso de la Antigua Grecia a la gran pantalla han sido aspectos imitados en otros filmes y series de televisión con un acierto dispar.

Ocho años después de la cinta original llegaría su continuación, 300: El origen de un imperio (2014), en la que Snyder es productor y guionista (adaptando una novela gráfica de Frank Miller) pero cuya dirección corre a cargo de un semidesconocido Noam Murro (Gente inteligente).

Artemisia (Eva Green) tratará de invadir Grecia.


Mientras Jerjes y Leónidas se ven las caras en las Termópilas, la flota persa se aproxima a Atenas. El general Temístocles lidera a la exigua armada helena contra la flota más grande y poderosa que el mundo ha visto. Artemisia, una despiadada mujer de origen griego, comanda los barcos medos.

Murro mantiene el aspecto visual de 300, insuflándole de más efectos tecnológicos para acentuar la sangre y la espectacularidad. El abuso de la cámara lenta al más puro estilo videoclip y movimientos de cámara poco naturales (una secuencia de Temístocles a lomo de un caballo es más que desconcertante) le dan un aire de videojuego poco conveniente. Destaca el saturado cromatismo que representa a cada facción: capas escarlata para los espartanos, azules para los atenienses y tonos negros en las huestes persas.

La lucha se traslada al agua.


Pero más allá de lo puramente estético, El origen de un imperio no funciona en ningún campo. Es de acción y dura poco más de hora y media, y sin embargo no divierte todo lo que debería. Su tono grandilocuente, con diálogos ampulosos de cara a la galería, no encaja. Las subtramas (el origen de Jerjes, por ejemplo) también patinan. 

Peor aún, ninguno de sus personajes es carismático. Temístocles (Sullivan Stapleton) es la cara opuesta de Leónidas por su carácter y política, pero ello no debería ser óbice para que te interesara un poco lo que le pueda pasar. No es el caso. Algunos personajes de la película original reaparecen, como la reina Gorgo (Lena Headey), el jorobado Efialtes (Andrew Tiernan) o Jerjes (Rodrigo Santoro), pero tienen pocos minutos de metraje.



La única chispa de El origen de un imperio la pone Eva Green con su Artemisia: una mujer macabra, feroz y carcomida por el rencor. Ya sabemos por dónde se pasa Hollywood el rigor histórico, y aquí nos encontramos con unas cuantas aberraciones. Lo que no se acaba de entender es cómo se desaprovecha una batalla tan icónica como la de Salamina, plasmada sin gracia.

Medianamente entretenida e inferior a la original en todo, la cinta de Murro se deja ver. 300 rezumaba épica y te hacía vibrar, e incluso sus explicaciones históricas estaban bien. Por eso uno esperaba, como mínimo, una película buena. Pero el trabajo de Murro no es más que una ruidosa decepción.


Puntuación: 4


T.O.: 300: Rise of an Empire / EE.UU. / 2014 / Dirección: Noam Murro / Elenco: Sullivan Stapleton, Eva Green, Lena Headey, Rodrigo Santoro, Andrew Tiernan / Género: Acción / Duración: 102 minutos

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