martes, 27 de enero de 2015

Americanada a bordo de un tanque

Corazones de acero


A estas alturas, casi setenta años después del final de la Segunda Guerra Mundial, cuesta un esfuerzo no pequeño sentarse a ver una de las producciones que Hollywood hace cada año sobre el mayor conflicto bélico de la historia. Poco o nada les queda por contar a los estadounidenses de su visión de la contienda, y por eso David Ayer (Dueños de la calleSin tregua) apuesta por una subtrama poco explotada como es la de los carros de combate.

Corazones de acero nos sitúa en las últimas semanas de la guerra, cuando las tropas aliadas se penetraban ya en territorio germano. La incorporación de un soldado novato a la veterana tripulación de un tanque como reemplazo de un muerto es el punto de partida del filme.

El pelotón protagonista.


La de Ayer es una cinta bélica de la vieja escuela, de aquellas en las que la acción y los efectos especiales no son lo principal, toda vez que el apartado técnico está impecable. Se muestra la crudeza de la guerra y lo irracional del comportamiento humano en situaciones límite. La recreación de la época, por su parte, es notoria.

La pandilla encabezada por un severo y frío Brad Pitt y formada por Shia LaBeouf, Jon Bernthal y Michael Peña transmite una sensación de camaradería muy creíble. A ellos se une Logan Lerman, inocente e incapaz de soportar lo que sucede ante sus ojos. Los personajes son demasiado arquetípicos como para convencer, pero ése sólo es el menor de los males de Corazones de acero.

De pueblo en pueblo, los Aliados se acercan a Berlín.


Las flaquezas del filme se encuentran en el guión, que a estas alturas de la historia sigue hablando de buenos y malos. Por un lado un rótulo inicial advierte de que Hitler movilizó incluso a mujeres y niños en los últimos compases de la guerra, y por otro tenemos al sargento que interpreta Brad Pitt diciendo que las SS son el demonio personificado. Prepárense para una escabechina de alemanes al grito de "'¡putos nazis!". Los aliados, por supuesto, no molestan en lo más mínimo a la población civil, cuando en realidad se produjeron millones de violaciones y varias ciudades quedaron reducidas a escombros.

Unas cuantas frases profundas dirigidas al espectador y reiteradas citas bíblicas contribuyen a perfilar la americanada. Pero es en las secuencias de combate, especialmente la última, donde se observan las cotas más altas de lo ridículo. No hace falta ser un asesor militar formado para detectar un comportamiento suicida de las tropas germanas en la película. En este sentido Corazones de acero recuerda a las batallas de indios y vaqueros.



Podrán pasar doscientos años más, que Hollywood seguirá sin atreverse a romper esa imagen de héroes y villanos en los conflictos en los que ha participado el ejército estadounidense. Quitando esto, el filme de Ayer se deja ver. Nunca llega a ser una gran película, pero entretiene.


Puntuación: 5,5


T.O.: Fury / EE.UU. / 2014 / Dirección: David Ayer / Elenco: Brad Pitt, Logan Lerman, Shia LaBeouf, Jon Bernthal, Michael Peña / Género: Bélico / Duración: 128 minutos

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