domingo, 29 de septiembre de 2013

Derrapando con acierto

Colin McRae: Dirt


La historia

El escocés Colin McRae (1968-2007) ha sido uno de los pilotos más carismáticos que han dado los rallies. Desde 1998, Codemasters ha rendido homenaje a McRae ofreciendo los mejores videojuegos de este ámbito automovilístico, aunque con altibajos. Unos gráficos realistas y una vibrante jugabilidad han sido los pilares sobre los que se ha erigido una de las sagas de juegos de coches más populares de la historia. 

En 2007, Colin McRae: Dirt supuso un gran punto de inflexión. Se alteró el espíritu puro de los rallies para lograr más atractivo, y de esta forma se dio acogida a carreras en las que varios vehículos corrían al mismo tiempo. La modalidad contrarreloj, esencia de los anteriores juegos de la saga y de esta competición de motor, quedaron relegadas a una pequeña parte de las pruebas a disputar. En 2009 salió Colin McRae: Dirt 2, por lo que quedó patente la apuesta por esta nueva rama. Este juego, el séptimo de la saga, es el que vamos a analizar hoy.

La infografía en carrera es muy clara y fácil de entender.



Un servidor recuerda con devoción los intentos de superación en juegos míticos como el Sega Rally 2 de 1998 o el Colin McRae 04, más profesional y técnico que el primero. Por lo que la pregunta que me planteo no es difícil de adivinar: ¿ha merecido la pena el cambio hacia carreras impropias de los rallies?

El argumento del Dirt 2 es bien simple: somos un piloto desconocido que tratará de alcanzar la cima del mundo de los rallies. La victoria en pruebas a lo largo y ancho del mundo nos permitirá ganarnos el respeto de los pilotos más famosos y competitivos, como Ken Block o Travis Pastrana, y disfrutar de una amplia gama de vehículos. Como vemos, en este sentido se repite la fórmula de la mayoría de juegos de coches


Jugabilidad 

En el juego podemos disputar varios tipos de carreras. Principalmente, carreras de hasta 8 participantes y pruebas contrarreloj. Pero también se da acogida a eventos más propios del espectáculo que de la competición como es el caso de 'Rompepuertas', en el que hay que golpear el mayor número de objetos diseminados por el trayecto, 'El último en pie', donde los pilotos que ocupan el último lugar van siendo eliminados, o 'Dominación', donde se conceden puntos por registrar el mejor tiempo en cada sector del circuito. Los tipos de vehículos son asimismo variopintos: rally, rallycross, raid, trailblazer, buggies, etc. Incluso podremos pilotar coches clásicos.

Las pruebas están organizadas de forma variada. Algunas están desperdigadas individualmente, otras suponen un minimundial de tres pruebas de modalidades varias (los denominados X Games), otras constituyen ya un mundial de cinco pruebas de la misma disciplina... También existe la opción de responder a los desafíos que lanzan los pilotos rivales. Como vemos, el abanico de posibilidades es muy amplio, lo que concede un gran dinamismo al juego y suprime cualquier sensación de monotonía

Conduciremos vehículos muy distintos.


Incluso podemos disputar carreras por equipos, para lo que necesitaremos un compañero que se puede obtener ganándonos su respeto. Aquí hemos de señalar un aspecto negativo, ya que el respeto del resto de pilotos lo obtendremos únicamente por nuestros resultados, y no por nuestra actitud en las carreras. De esta manera, podemos embestir salvajemente y de la forma más rastrera a nuestros rivales sin recibir su desaprobación por ello.

Respecto a los reglajes de los coches, si somos profesionales podemos modificar el cambio, la carga aerodinámica, la suspensión y el reparto frenada entre otras características. Bueno, si somos profesionales no sé qué demonios hacemos jugando en lugar de pilotando. Para el común de los mortales, en cambio, estas opciones están predeterminadas, y se puede escoger entre distintos modelos para obtener distintos grados de velocidad punta, aceleración y manejabilidad. Las oscilaciones entre estos valores se notan mucho, y deberemos escoger el vehículo más adecuado para las condiciones del circuito en el que vamos a rodar.

Los coches que compremos, por otra parte, se pueden personalizar. Múltiples diseños, bocinas y fetiches nos permiten darle un toque propio a nuestra colección de automóviles. Eso sí, no se puede crear un diseño, sino simplemente escoger uno de los que nos ofrecen, que por cierto son bastante horteras. El juego se reserva un agradable homenaje a McRae con la posibilidad de conducir vehículos de su época y disputar una serie de pruebas en la que participan diversas personalidades del motor.

Personalidades del motor participan en el homenaje a McRae.


La duración del Dirt: 2 es más que larga. Contiene en torno a un centenar de pruebas distintas, que posteriormente se pueden agrupar para formar X Games y mundiales. Visitaremos países como Japón, Croacia, Marruecos, Malasia, China o Estados Unidos, cada uno con características propias muy diferenciadas. También esto ameniza el juego, aunque sorprendentemente no encontramos circuitos con nieve o hielo, tradicionales en esta clase de juegos. Podríamos haber realizado alguna visita a países tan devotos de esta disciplina del motor como Finlandia o Suecia.

En lo referente a la conducción propiamente dicha, nos encontramos con un elevado realismo. Deberemos ejecutar continuas correcciones para no perder el control del coche, y percibiremos los cambios de superficies, algunas más rápidas, otras más resbaladizas. Cada tipo de vehículo es un mundo, por lo que deberemos aprender a conducirlos para extraerles el máximo rendimiento. 

Existen seis niveles de dificultad, desde el fácil hasta el salvaje. La IA de los pilotos rivales es muy correcta, mejorando su velocidad y consistencia conforme subimos de nivel. Otro aspecto que variará con el grado de dificultad es el número de repeticiones instantáneas o 'flashbacks', que nos permiten rebobinar en el tiempo para enmendar nuestros errores. En cualquier caso, siempre contaremos con la opción de 'recolocar el vehículo', que situará nuestro coche en la trazada tras una penalización de tiempo.

Los escenarios contienen multitud de detalles.


Nuestra actuación en las pruebas nos otorgará dos tipos de recompensas. Por un lado, el acceso a nuevos vehículos. Por otro, la acumulación de puntos de experiencia; a medida que subamos de nivel, se desbloquearán nuevos circuitos y diseños para los coches. Esto supone un incentivo más para seguir jugando.

Mientras se cargan las pistas, y también a través del menú, se nos ofrecen las estadísticas de nuestra trayectoria como pilotos. También podemos completar una larga serie de logros, como por ejemplo haber ganado una prueba sin haber chocado con nadie o haber utilizado 100 ‘flashbacks’.

El Colin McRae: Dirt 2 incluye también un modo multijugador... en red. Es decir, sin la posibilidad de que jueguen dos personas en un mismo ordenador con pantalla dividida. Se trata de uno de los pocos defectos que presenta el juego, totalmente incomprensible. El modo multijugador nos permite crear competiciones de hasta 8 jugadores, configurando el tipo de prueba, los vehículos disponibles y los ajustes mecánicos.


Cuestiones técnicas

Como hemos apuntado anteriormente, los gráficos son uno de los rasgos distintivos de la saga Colin McRae. Dirt 2 fue y sigue siendo uno de los juegos de conducción más potentes a nivel visual.

Los coches presentan modelados exquisitos y acusan con bastante detalle los desperfectos en la carrocería. Buena parte de ésta se nos puede desprender si nos descuidamos al volante. Sin embargo, en las colisiones más letales, con vueltas de campana incluidas, advertimos que el Dirt 2 no es todo lo realista que pudiera ser. Por otra parte, disponemos de varias cámaras tanto externas como internas para desempeñar nuestras actuaciones desde la perspectiva que más nos agrade.

Las cámaras internas están muy logradas.


Los escenarios se muestran llenos de elementos y alcanzan unas elevadas cotas de realismo. El hecho de que viajemos por diversos países y de que compitamos a distintas horas nos permiten disfrutar del excelente trabajo de ambientación e iluminación. La colocación de numerosos objetos destruibles, como vallados o muros de piedra que se pueden derrumbar, agudizan la sensación de estar allí. La velocidad y el peligro inherentes a los rallies están muy bien conseguidos. Los impactos provocarán que la pantalla se torne borrosa momentáneamente, y ciertamente es desasosegante ver cómo vas derecho a darte un castañazo.

En lo referente al sonido, encontramos igualmente un trabajo notable. Los sonidos de los motores, los impactos, los gritos del público asistente y un largo etcétera están muy bien logrados. Los pilotos rivales hacen comentarios en medio de las carreras, criticando golpes o felicitando por nuestro ritmo. Llama la atención que podamos escoger nuestro nombre entre una larga lista y que los rivales nos denominen por el mismo. Eso sí, para mi desgracia, Weinor no figuraba como posibilidad.

En las pruebas contrarreloj, como es tradicional, nuestro copiloto (masculino o femenino, a nuestra elección) nos señalará las indicaciones pertinentes con eficiencia. Una banda sonora agitada y moderna encaja perfectamente con el carácter rebelde del juego.

La iluminación y los colores variarán mucho de un país a otro.


Conclusión 

Codemasters ha acertado apostando por esta nueva vertiente. Una jugabilidad cuidada y un apartado técnico puntero siguien colocando a Colin McRae en un lugar preeminente dentro de los videojuegos automovilísticos. El modo multijugador exclusivamente en red, la inexistencia de pruebas en climas fríos y algunas pequeñas incoherencias no empañan este fantástico juego. Los nostálgicos seguiremos reclamando un juego de rallies puro que conste en exclusiva de pruebas contrarreloj, pero hay que reconocer que la variante Dirt es igualmente divertida.


Puntuación: 8

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