miércoles, 27 de agosto de 2014

Un infierno muy tedioso

Doom 3


Historia

El lanzamiento de Doom en 1993, rodeado de polémica, tuvo un gran impacto en la época. Por un lado consolidó las bases de los juegos de disparos en primera persona, popularizando este género de una forma hasta la fecha nunca vista. Por el otro, destacó la ingente cantidad de violencia e imágenes satánicas que contenía.

En 2004, diez años después de la segunda entrega de la saga, llegó Doom 3, cuyo argumento es una ligera variación del juego original. Fue diseñado por id Software y distribuido por Activision, y su éxito permitió el lanzamiento de una expansión y una versión con los gráficos mejorados en 2012. 

Los empleados de la base se volverán contra nosotros.

El protagonista, hombre de pocas palabras.


Marte, año 2145. Un marine llega al planeta rojo para formar parte del cuerpo de seguridad de la Union Aerospace Corporation (UAC), un centro de investigación en el que están sucediendo extraños incidentes relacionados con los experimentos de teletransporte que allí se llevan a cabo. Inexplicablemente se abre un portal conectado con el infierno y el centro es invadido por criaturas del averno que arrasan con todo lo que ven.


Jugabilidad

Estamos hablando de uno de los videojuegos de disparos en primera persona más clásicos. Cada nivel, ambientado en un punto distinto de las instalaciones de la UAC, consiste en acceder a la próxima zona a tiro limpio.

El diseño es bastante lineal, y la mecánica es repetitiva hasta el hartazgo. Para abrir determinadas puertas deberemos hacernos con la PDA o agenda electrónica de algún empleado con la autoridad pertinente. Estas PDA contienen correos electrónicos personales de los trabajadores gracias a los cuales nos podemos imaginar el turbulento devenir de la empresa en los últimos días. Entre los mensajes se incluyen claves para acceder a almacenes de suministros y una serie de temas personales e incluso ‘spam’ para dotar de verosimilitud al conjunto.

Casi todo el juego transcurre en escenarios interiores.

Prodigarán las escenas más tétricas.


El catálogo de criaturas que nos acecharán es bastante completo, siendo en su mayoría seres horrendos y perturbadores. Los hay que vuelan, los hay que lanzan rayos, los hay que producen envenanamiento… También hay soldados ‘poseídos’ o zombis que utilizan sus armas contra nosotros. La inteligencia de estos personajes está bien.

Un aspecto de Doom 3 que te mantiene siempre alerta es el hecho de que muchos enemigos aparezcan teletransportados sin previo aviso. También los hay que se ocultan al abrigo de la oscuridad que domina la base marciana. La atmósfera de pesadilla y tensión funciona durante las primeras horas de juego, hasta que ya adivinas dónde estarán las criaturas por pura repetición.

Y es que el desarrollo del juego es desmesuradamente monótono. Pese a la interminable duración del título, la trama apenas avanza. No hay personajes importantes que enriquezcan el argumento ni hallamos algún acompañante que nos cubra las espaldas.

Retorcidas criaturas nos acecharán en la oscuridad.

Pocos supervivientes a la catástrofe.


La panoplia de armas recoge tanto las más convencionales (pistola, escopeta, ametralladora, lanzamisiles, granadas…) como un par de instrumentos de plasma. Sin olvidarnos, por supuesto, de la carismática motosierra. Hay que decir que ninguna de estas armas dispone de un disparo alternativo.

Naturalmente deberemos registrar las estancias para hallar municiones, armas, botiquines y armadura. No hay peor situación en Doom 3 que quedarse sin balas y a merced de los demonios. Las claves para abrir algunos armarios rebosantes de material están indicadas en los mensajes de las PDA.

En determinados momentos podremos acceder al alocado estado ‘berserk’, un estado de euforia guerrera gracias al cual nos desharemos de numerosos enemigos a base de letales puñetazos. La pantalla se tinta de rojo durante unos segundos de desenfreno total que tratan de romper la homogeneidad del juego.

La PDA, una herramienta tan útil como indiscreta.

La lista de enemigos es muy larga.


No podríamos obviar la cuestión de la linterna, un aspecto tan alabado por unos como denostado por otros. En el oscuro Doom 3 la utilización de la linterna resulta indispensable, y el problema viene cuando este artilugio no está adosado al traje, algo bastante ridículo. Si queremos hacer uso de la linterna, deberemos seleccionarla como si fuera un arma más, de modo que no podemos esgrimir al mismo tiempo ni tan siquiera la pistola. Esto obliga a ir con pies de plomo y a sufrir algún que otro susto.

El modo multijugador es un añadido simple con escasas posibilidades en cuanto a mapas y número de jugadores se refiere. No tiene nada de particular.


Cuestiones técnicas

Los gráficos fueron un apartado muy trabajado que destacaron en 2004 por la calidad de su motor. Destaca el excepcional tratamiento de luces y sombras, potenciado por la penumbra reinante y el dinámico uso de la linterna.

Doom 3 se desarrolla en su mayoría en escenarios interiores de la ultratecnológica base de la UAC en el planeta rojo. Hay un cierto aire a Half-Life en estas instalaciones que incluyen hasta las máquinas expendedoras. Visitaremos los laboratorios, el centro de comunicación y plantas de utilidad técnica entre otras localizaciones. Nuestra salida al exterior será muy limitada, destacando un paseo en monoraíl y sobre todo las escapadas al infierno.

Sangre, sangre y más sangre.

La tenue luz de la linterna no será suficiente a veces.


La estética es coherente con la historia y mantiene un estilo uniforme que también contribuye a hastiar. Las texturas de las paredes son demasiado planas en comparación con los objetos, de mayor resolución. La interacción física con los objetos es bastante escasa, de forma que no podemos empujar o patear elementos del decorado.

El atrezo de cadáveres y monstruos es altamente retorcido: criaturas en forma de bebés, seres con dos cabezas, mensajes escritos en las paredes con sangre... Lo perturbador de muchos enemigos no es sólo la macabra apariencia de sus rostros, sino cómo se mueven. Es una lástima, sin embargo, que todos estos engendros se desintegren por arte de magia cuando son abatidos.

El infierno.

La motosierra nos sacará de apuros en los momentos más críticos.


El audio contribuye notablemente a inquietar al jugador. Susurros de ultratumba, berridos desaforados, rugidos de monstruos... Muchas veces oyes a los zombis antes de verlos en la oscuridad. Más allá del sonido ambiente encontramos los correctos efectos sonoros de las armas y una banda sonora que pasa desapercibida. De vez en cuando se imponen angustiosos silencios que presagian lo peor. El título está completamente doblado al castellano.


Conclusión

En su día, diez años atrás, fue el mejor videojuego en su género. La implementación del terror  constante en la jugabilidad llevó a la saga a su máximo nivel de popularidad. No obstante, Doom 3 pecó de abusar de la fórmula de un modo pocas veces visto. Una vez se vuelve previsible y reiterativo, pasarse el juego es más un sacrificio que un placer.


Puntuación: 6

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