martes, 17 de diciembre de 2013

A oscuras y rodeado de locos

Outlast


La historia

Los videojuegos de terror psicológico, que son aquellos en los que uno no busca precisamente disfrutar, tienen una larga historia. Escenarios macabros y escasamente iluminados, personajes siniestros al acecho, un protagonista inofensivo e incapaz de defenderse… Esta fórmula, que no hace mucho alcanzó una gran popularidad con Amnesia: The Dark Descent, ha encontrado en Outlast (2013) uno de sus referentes. Y esto lo han conseguido desde Red Barrels sin el apoyo de los grandes estudios. 

En Outlast damos vida a Miles Upshur, un periodista que se cuela en el centro psiquiátrico de Mount Massive para investigar los supuestos experimentos inhumanos que se realizan en él. Tras recibir una jugosa información confidencial de una fuente anónima, Upshur no se lo piensa dos veces: esta historia le catapultará a las portadas de los periódicos y le permitirá desenmascarar a la sospechosa corporación Murkoff, entre cuyas propiedades se halla el manicomio.

La característica visión nocturna de la videocámara.

Sangre, cadáveres y violencia por doquier.


Poco después de acceder al recinto, el reportero se percatará de los horrores que le aguardan si no abandona cuanto antes Mount Massive: los pacientes libres y desatados, los miembros de seguridad muertos, una extraña secta… Al tiempo que recoge el testimonio de todo cuanto ve, Upshur deberá concentrar todos sus esfuerzos en escapar.


Jugabilidad

Controlamos al personaje desde una perspectiva en primera persona. No podemos defendernos, salvo en algunas secuencias en las que empujamos a los enemigos, de modo que sólo nos queda correr o escondernos.

Los movimientos básicos (caminar, correr, agacharse, saltar) nos permiten escurrirnos por zonas estrechas, trepar a lugares altos o caminar por las cornisas. Nuestros perseguidores, más fornidos y desequilibrados, no siempre pueden hacer lo propio, por lo que colarnos en un conducto de ventilación es un seguro de vida. También podemos recurrir a escondernos dentro de armarios, bajo de camas o donde haga falta para escapar de la vista de nuestros enemigos.

Algunos pacientes del centro psiquiátrico.

La libreta en la que el protagonista anota sus observaciones.


La oscuridad reinante en gran parte del manicomio se puede combatir a través de la visión nocturna de nuestra videocámara, fiel compañera en nuestras desventuras. El uso del zoom nos puede evitar más de una desagradable sorpresa. La batería se va consumiendo, sobre todo si utilizamos la visión nocturna, por lo que deberemos encontrar pilas para no quedarnos a merced de la oscuridad total. Estas baterías se hallan desperdigadas por todo el edificio, casi siempre en lugares lógicos (junto a cámaras de fotos o de transistores de radio, por ejemplo). Podemos acarrear un máximo de diez.

Otra función útil de la cámara es la actualización de la libreta del periodista. Si Upshur graba algo interesante, plasmará automáticamente sus impresiones en dicho cuaderno. Esto humaniza más al personaje y nos hace empatizar con él.

Pere a que la disposición del escenario lo intente camuflar, Outlast es un juego bastante lineal. No podremos abrir muchas puertas pese a que su cristal se podría romper perfectamente. Las puertas se pueden abrir poco a poco, sigilosamente, o de golpe, lo que llamará la atención de nuestros enemigos.

Caminando por las cornisas.

Un simpático muchacho dándonos un susto de muerte.


Por lo que respecta a los moradores del centro psiquiátrico, todos ellos chiflados y demacrados, algunos intentarán agredirnos, mientras que otros son totalmente inofensivos. Hay quien se golpea la cabeza contra la pared, quien se oculta bajo la cama llorando, quien se queda mirando a un televisor que no funciona, etc. Dementes pero no completamente estúpidos, nuestros enemigos nos buscarán por todas partes, y si nos ven introducirnos en un armario, no vacilarán en sacarnos de él a la fuerza.

El protagonista puede recibir varias heridas, dependiendo de la fuerza de los golpes. Cuando estamos heridos, deberemos ponernos a salvo durante un tiempo para recuperarnos. La capacidad de resistir varios impactos nos otorga cierta seguridad, y así podemos asumir el riesgo de correr para que los psicópatas nos pierdan el rastro.

Diversos documentos nos hablarán acerca de los experimentos practicados en el manicomio.

El doctor Trager, una de las personalidades del juego.


Entre sustos y una sensación de inquietud permanente, descubriremos la torcida naturaleza de los experimentos llevados a cabo en Mount Massive. En este sentido es aconsejable la recogida y lectura de numerosos documentos.

Para terminar Outlast hacen falta entre cuatro y seis horas. La limitada duración del juego viene compensada por la intensidad de la experiencia. El terror, normalmente más visual que psicológico (se prefiere mostrar en lugar de sugerir), hace que el juego sea estremecedor y agobiante. Eso sí, superado el impacto inicial ya no sorprende la exhibición de vísceras, miembros amputados, deformaciones físicas, etc.


Cuestiones técnicas

Este videojuego cuenta con una estética muy particular, fruto de la profusión de sangre y cadáveres por una parte, y de la negrura reinante y la visión nocturna de la videocámara por otra. Los inmundos personajes están modelados con mucho realismo, y sus monstruosos rasgos quedan remarcados por un gran contraste en la iluminación.

El cuerpo de nuestro protagonista también está formado, y si miramos hacia abajo podemos ver nuestras piernas. Cuando nos acercamos a una pared, Upshur apoya sus manos en ella. Cuando trepamos o nos desplazamos por una cornisa, vemos nuestros brazos. Todos estos detalles facilitan que nos pongamos en la piel del desafortunado periodista.

Nuestros enemigos no nos pondrán las cosas nada fáciles.

¡No a la privatización de la sanidad!


El sonido, por su parte, no está lejos del conjunto visual. La agitada respiración del personaje, algunos ruidos estremecedores, toda suerte de gritos, los soliloquios de los dementes… Todo ello crea una atmósfera densa y estresante. Hemos de lamentar, eso sí, el típico uso de la música ("chaaannnn") como truco barato para asustar.


Conclusión

Con un argumento propio de una película de terror, Outlast es una obra de referencia en su género y garantiza una experiencia intensa. La lograda ambientación, la singularidad de la videocámara y la sensación de alerta continua son sus puntos positivos más destacados. En contrapartida, después de unas horas de juego descubres los riesgos que puedes tomarte y se te hace un poco monótono.


Puntuación: 7

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