miércoles, 7 de mayo de 2014

Haciendo el cabra

Goat Simulator


Historia

Los simuladores, sea cual sea su temática, tratan de recrear la realidad con el mayor grado de verosimilitud posible. O al menos así era hasta la irrupción de Goat Simulator, un videojuego caótico  y estúpido que ha roto moldes. Lanzado el 1 de abril (fecha de las bromas en muchos países) de 2012, fue al principio un experimento de los suecos Coffee Stain Studios. Cuando los desarrolladores comprobaron que este proyecto tenía una gran aceptación, decidieron lanzarlo a través de Steam.

El resultado es un auténtica broma de juego plagado de errores. En palabras del propio estudio, "un pequeño juego roto y estúpido". Encarnamos a una cabra en un típico pueblecito rural estadounidense. Pero no se trata de una cabra cualquiera. La nuestra es destructiva, inmortal y sorprendentemente fuerte. Las situaciones que protagoniza son tan absurdas que provocan carcajadas constantes. El escenario esconde diversas bromas, como la presencia de una manifestación en contra de las frutas con forma fálica.

Una protagonista nada habitual.

Traeremos al mundo caos y destrucción.


Sin más argumento que ese, pasemos ahora a tratar la jugabilidad.


Jugabilidad

Goat Simulator es un juego de 'trama' abierta al estilo de Tony Hawk's Pro Skater. Fundamentalmente consiste en explorar el entorno, destrozar cuanto veamos y tratar de cumplir unas misiones a cada cual más idiota. Dar una vuelta de 360º, superar cierta cifra de puntos o alcanzar una determinada altura son algunos ejemplos.

Los controles de movimiento son deficientes, demasiado rígidos como para que nuestra cabra pueda desplazarse con naturalidad. No podemos combinar las teclas de adelante y derecha para avanzar al noroeste, por ejemplo. Eso sí, puede subir escaleras, hacerse el muerto para deslizarse por toboganes o dar vueltas en el aire.

Esos ruidosos humanos recibirán su merecido.

Grandes en inquietantes sorpresas.


Las embestidas constituirán su principal habilidad ofensiva. Sus cabezazos son capaces de hacer explotar vehículos, revolver habitaciones enteras en un santiamén o empujar a las personas como si fueran de papel. La cabra también puede hacer uso de su larguísima lengua para arrastrar objetos o para engancharse a vehículos en movimiento (coches, camiones, ala deltas...).

Y así, entre explosiones y saltos imposibles va transcurriendo el juego. La protagonista es inmune a los golpes, por lo que la partida se prolonga según la voluntad del jugador. Al margen de los retos explícitos, Goat Simulator esconde sorpresas y guiños muy divertidos. Si hacemos estallar una gasolinera, completaremos el desafío "Michael Bay!", y si marcamos un penalti con un balón de baloncesto (¿?), "Like Zlatan". Sacrificios satánicos, cohetes, partidas de Flappy Bird son ejemplos de  esto.

Eso sí, el único escenario con que cuenta el juego es bastante reducido, y está salpicado de numerosos 'bugs' o errores que por otra parte forman parte de la bizarra personalidad del título. Una hora escasa nos bastará para haber agotado todas las posibilidades, y pasadas las carcajadas iniciales la jugabilidad se tornará monótona y sin objetivos. Para paliar este grave defecto, Coffee Stain Studios ha facilitado la creación de 'mods' por parte de los propios usuarios e incluso ha anunciado el lanzamiento de un modo multijugador local.

A punto de caramelo...

A nuestra amiga le encanta saltar sobre una cama elástica.


Cuestiones técnicas

A primera vista, los gráficos resultan bastante potables. La calidad de las texuras y la iluminación consiguen hacer creíble esa pequeña población estadounidense con su sembrado, sus casas, sus bosques... Pero rápidamente nos percatamos del escaso número de los modelos humanos, de la parca movilidad de éstos, de que la cabra sube escaleras de mano a cuatro patas, sin la animación correspondiente. Y todo ello sin mencionar la catarata de errores que habitan en Goat Simulator.

El juego tiene una física peculiar que maximiza la fuerza de la cabra al tiempo que mengua considerablemente el peso de las personas, que salen despedidas tras ser embestidas. Nuestra cabra presenta un rostro de una estulticia entrañable, si bien puede adquirir otros aspectos mucho más fieros.

La cabra-jirafa, una de las recompensas del juego.

La mayor parte del tiempo estaremos por los aires.


El aspecto sonoro cumple a base de balidos, golpes, cristales rotos, explosiones y una música machacona y desenfadada. El videojuego está completamente en inglés, aunque eso tampoco es obstáculo para disfrutarlo.


Conclusión

Una divertida tomadura de pelo que provoca infinitas risas al principio pero termina cansando. Sin duda los 'mods' diseñados por los usuarios enriquecerán la experiencia y prolongarán la vida de un experimento a medio desarrollar.


Puntuación: 5,5

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